18 noviembre, 2025

50 años de la mejor efeméride de Franco

Esta semana se cumplen nada menos que 50 años desde que se murió ese señor, y aunque muchos ya no llegamos a conocerlo en vida, las consecuencias de sus casi 40 años al frente de España y toda una indiosincrasia y costumbres creadas tras ello, sí que las sufrimos o como mínimo las vivimos, oyendo hablar de él a familiares, viéndolo en documentales, el No-Do, etc...

Sin duda que todavía en los 90 las conversaciones denotaban cierto miedo (a la vez que una merecida falta de respeto, pero siempre contenida), no sea que volviese a despertar de la tumba el susodicho y empezara a inaugurar pantanos y firmar nuevas sentencias de muerte, quién sabe, o que quizá volviera a obligar a las mujeres a pedir permiso para abrir cuentas de banco, o su mujer "la collares" arrasara de nuevo las joyerías de alguna incauta ciudad de provincias.

Fueron demasiados años y demasiadas generaciones las que lo sufrieron, en casi absoluto silencio, con el pavor que la dura represión y posguerra provocaron en la sociedad en general, incluso en los que se consideraban "suyos", pues por encima de los suyos pasó cuando hizo falta postularse como jefe supremo, y ahí quedó la cosa, enchufando a quien hacía falta como de buena dictadura que se trató, y consiguiendo una especie de síndrome de Estocolmo en cierta parte de la población, a la que adormeció como buenamente pudo y que a pesar de lo pasado, dirían que tampoco nos fue tan mal. Y sí, realmente lo que no sabemos es cuál era la alternativa, de eso podemos estar todos seguros, ¿nos habría ido mejor con la alternativa? (ni idea, es jugar a ser dioses, que eso se lo dejaremos al Olimpo).

Total, que el señor de la voz de pito y el huevo de menos, con su siempre incorrupto brazo de Santa Teresa en la mesita de noche, daba miedo con sólo escuchar su apellido, y aún en cierta manera nos lo da a los que tanto lo oímos de oídas, pero poco a poco se convirtió en una sombra y en un esperpento cuando le llegó la hora como a todos, y de pronto hizo que toda España se acercara a su féretro a ver si era verdad, que la mayoría de sentimentales despedidas ya iba sobrada y las cunetas regadas de antepasados fusilados o de canutas pasadas durante los años del hambre que él y otros provocaron.


 

El recuerdo ahí sigue, aunque ya no hace ni 5 ni 10 ni 20 años, son medio siglo, que se dice pronto, y casi 100 ya de la guerra que ya es en minúscula porque sólo se acuerdan de ella cuatro ancianos y cuatro demagogos, y para lo que ya ha dejado de servir es para recordar nuestro pasado con el objetivo de no repetirlo, que ahora son cuatro niñatos los que esgrimen un puñado de eslóganes como si de papagayos sin conciencia se tratasen. Dicen, pero no saben lo que dicen.

Y así, burla burlando se nos acabó el dictador y casi no nos enteramos, fue un visto y no visto, cuarenta cortos años en los que para muchos esto fue una especie de democracia cómoda en la que no hacía falta ir a votar, para qué, si ya teníamos un buen gobierno... Y se les fue la vida a tantos y ahí seguía el atiplado gobernando, e incluso se les fue a muchos otros pasada la Transición y ni siquiera parecía que las cosas hubieran cambiado, porque las personas seguían todavía ahí, aunque con la chaqueta lavada...

Nunca habría imaginado que llegaran a pasar 50 años de la efeméride funesta, de la desaparición por fin del señor funesto que marcó el siglo XX para España, pero es que el tiempo es así, y porfía diariamente para acabar con todos nuestros males, con la desesperanza, dando pasos para que todo quede atrás, para bien y para mal. ¿Nos quedamos con lo bueno solo? No, sería hacernos trampas nosotros solos, ¿podemos hacer ya algo para evitar lo que ocurrió? No, pero no olvidarlo nos ayudaría a seguir adelante con la conciencia algo más tranquila, nosotros no hemos hecho nada, pero sí somos un poquito responsables de lo que venga, de lo que nos ganemos ahora.

Total, que así me despido 50 años después de que "la tía Paca la culona" la espichara, la que aparecía en monedas y sellos, la que estaba todo el día en la tele con el brazo en alto, la que daba discursos y era recibida como una caudilla en todos lados, no fuera a ser que se enfadara, la que colmó de riquezas a los suyos y solucionó la vida de su familia durante generaciones hundiendo la de tantos más... Larga noche para él, obviamente lejos del cielo del que tanto presumían los suyos, pues nada menos cristiano hubo que vejar y asesinar a sus semejantes. Espero estar por aquí cuando se cumpla un siglo (qué salvajada, y a pesar de ser salvaje, llegará), y quizá por entonces comentar que nada malo ha pasado y que no hemos tenido que lamentar el "no haber aprendido de nuestros errores", pero eso, siendo buenos cristianos, Dios dirá...

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