20 agosto, 2023

El fútbol femenino, por fin a la altura de las demás

 Como muchos sabréis, desde hace unas horas España es campeona del mundo de fútbol en categoría femenina. Es un hito más en nuestro deporte, más aún teniendo en cuenta que este es el deporte rey en nuestro país, y que el hecho de que las mujeres también hayan conseguido este título (sólo 13 años después que el primero de los hombres), lo hace importante además en la lucha por la igualdad de oportunidades.

Aun celebrando tamaña hazaña, quisiera hoy analizar un hecho que me parece importante a la hora de ver la evolución que ha tenido este deporte en España, y comparándolo con muchos otros que ya hace lustros nos dieron la gloria y nos situaron entre los mejores:

Se trata de la posibilidad que tiene cualquier "cuñado común" de pensar al ver un deporte femenino algo del tipo: "pues yo podría hacerlo más o menos igual". Me parece una chorrada, pero creo que es una comparación muy adecuada para comprobar la mejora de nuestras chicas del fútbol.

Recuerdo ya en los años 90 partidos de tenis (por poner un ejemplo) en las que claramente un cuñado no podría decir "yo ganaría a Steffi Graf y a Martina Hingis", y por supuesto tampoco a Conchita Martínez o Arantxa Sánchez. Por entonces nuestro Waterpolo o Balonmano femenino aún estaban por evolucionar, y sólo el Baloncesto había dado algo de gloria. Obviamente a ningún cuñado se le ocurriría pensar que sería más rápido que María José Mardomingo o Maite Zúñiga, que saltaría más que Inma Clopés o Marta Mendía o que nadaría mejor que María Peláez, cosas de la evolución ya muy extendida de atletismo y natación.

En cualquier caso, sí que a principios de los 2000 despegó del todo el Baloncesto, y entonces ya podíamos empezar a decir aquello de "juegan como hombres", tanto técnica como físicamente, prueba de esa evolución; y poco después ocurrió lo mismo con Balonmano y Waterpolo...

Bien, en esa época todavía al ver un partido de fútbol femenino el cuñado común pensaba: "juegan muy lentas y son regulares técnicamente, yo podría jugar también con ellas". Es cierto que en otros países no ocurría, pero sin duda que al ver partidos de liga nacional y posiblemente la selección, se notaba que les quedaban muchos peldaños por subir. 


 

Yo, a día de hoy, y con el campeonato del mundo en el bolsillo, digo que esa escalera se ha subido también ya, y que sí, que juegan como los hombres en muchos sentidos, y jamás en los sueños más húmedos del cuñado común se le ocurriría ganarles...  El ascenso y la profesionalización han sido vertiginosos, prueba de ello son los campeonatos ganados en categorías inferiores y la mejora sustancial en la calidad de nuestra liga.

No quiero pasar sin recordar que hace sólo 8 años que jugamos nuestro primer mundial, asustadas ante selecciones menores, y viendo como inaccesibles a Alemania, EEUU, Suecia o Brasil, que ni en un millón de años venceríamos... Pues han sido ocho. ¡Enhorabuena mujeres del fútbol español, ya podéis lucir también una estrella!

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