06 julio, 2024

Esos negros que caminan junto a nosotros

Los negros (y aplicable a todo el "no blanquito" que camina hoy en día junto a nosotros en cualquier país occidental, siendo ese el significado de la palabra como la voy a usar en este artículo, sin connotación negativa o síntoma de racismo alguno) son esos señores diferentes que van por ahí, y que cuando los ves sabes que "ese no es como yo", "ese es de otra raza", "es de otro lado y no es de aquí", "es diferente", e incluso muchos ya internamente en su cerebro deducen unos mucho más racistas "ese es peor que yo", "ese no es tan válido como yo", "ese no es tan de aquí y por tanto tiene menos autoridad lo que diga que yo", "ese es inferior a mí", "ese no me termina de caer bien", "ese me molesta"...

A estas alturas no creo que tengamos que explicarle a nadie lo que es un negro, o el tema de las razas humanas, que tradicionalmente siempre han existido de forma popular (a saber:  los amarillos que serían los chinos, los rojos que serían los indios, los negros que serían los africanos, los blancuzos que seríamos los caucásicos y probablemente muchas más según cada estudioso), y que hoy en día ya han quedado totalmente superadas, porque: NO, los seres humanos no tenemos razas como los perros, y simplemente tenemos distintos fenotipos (o lo que es lo mismo: tenemos diferente pinta unos de otros).


 

Aquí en España, los negros siempre han estado más o menos presentes en el imaginario popular, ya que las relaciones con África han sido habituales, aunque es verdad que durante gran parte de la historia han sido sometidos y esclavizados. Más adelante, y mientras hubo colonias, fueron un toque exótico en las metrópolis, y cuando se descolonizaron los países y se dieron cuenta de lo bien que se vivía en el Norte rico, poco a poco empezaron a venirse, primero hacia sus antiguos países colonizadores, y hoy en día, en grandes mareas a cualquier lugar donde haya prosperidad.

El caso es que en los 90, que son los primeros años que recuerdo con nitidez, raramente te encontrabas un negro en la calle, y los extranjeros se reducían a algún chino (que seguramente tenía un restaurante) o sudamericanos (que tenían bandas musicales de folk). El resto solían ser turistas despistados o profesionales de algún deporte, que seguíamos mirando como si de bichos raros se tratase. No obstante, en algún caso siempre ha habido personas de color negro que eran tan españolas como tú y como yo, procedentes aún de los olvidados Fernando Poo o Guinea Ecuatorial, incluso del Sifi-Ifni aquel...

Por mi parte, recuerdo jugar de pequeño con marroquíes venidos para la campaña de la aceituna, o con negros africanos ya cuando me fui a estudiar, sin ningún problema con ellos, a pesar de las diferencias culturales, incluso he tenido algún buen amigo de allí, nada raro, nada anormal, los ves como lo que son, personas como tú, y todo fluye solo...

No recuerdo entonces gran racismo en su contra, como sí había en EEUU, Francia o Inglaterra, colonizados por personas de color negro mucho tiempo antes. Pero claro, eran poquitos y nos hacían gracia, y no pensábamos que nos fuesen a quitar el trabajo y las mujeres, y por supuesto tampoco las plazas olímpicas o en las selecciones deportivas.



 

Por entonces la imagen del negrito simpático la encarnaban famosos deportistas como Chicho Sibilio, Pepe Legrá o Vicente Engonga, y poco a poco se incorporaron más nacionalizados a las selecciones como Donato, Catanha, Marcos Senna, Kornegay, Niurka Montalvo, Ibaka o Sancho Lyttle. A esas alturas, ya no es que hubiera algunos negros extranjeros en los equipos deportivos españoles (los brasileños de fútbol y los norteamericanos en baloncesto llevaban ya apareciendo desde los 70), es que comenzaba a ser muy habitual verlos en nuestras selecciones nacionales, pero siempre a cuentagotas. Por entonces seguían siendo un toque exótico que nos daba igual, mientras veíamos a las selecciones de Francia, Holanda, Alemania o Inglaterra llenarse de ellos (como bien sabemos, la "raza" negra suele ser más poderosa físicamente, lo que viene genial para saltar mucho o estar corriendo durante todo un partido, así que este tipo de jugadores se hacen cada vez más imprescindibles en el deporte de élite).

Pues bien, hace no muchos años que dejaron de ser anécdota en España para convertirse en una auténtica realidad, al empezar a llegar a adultos los hijos de aquellos que llegaron en los 80 y 90, y así encontramos españoles de pura cepa, nacidos aquí y con todo el honor de ser negros, llevando por bandera nuestra bandera: los Marta Mangué, Usman Garuba, Ana Peleteiro, Salma Paralluelo, Iñaki Williams, etc... Y por supuesto los que hoy están en boca de todos por la gran Eurocopa que están haciendo: Lamine Yamal y Nico Williams, que tantas ampollas están levantando a izquierda (por los racistas que no soportan que sean ejemplos de meritocracia) y derecha (por los racistas que no soportan que todos seamos iguales).


Hoy, a todos nos cuesta un poco superarlo, entenderlo, adaptarnos. Es normal, no nos criamos en un ambiente así, y a todo el mundo le ocurriría (a una China llena de occidentales, una Rusia llena de americanos, una Francia llena de africanos o una Perú llena de conquistadores españoles), es normal, y hay que irlo asimilando. Todos los días nos cruzamos en las ciudades con personas que no son de aquí, y ya no vamos pensando lo que comentaba en el primer párrafo, así que algo vamos ganando. Todos los días vemos españoles de color oscuro siéndolo tanto como nosotros, sin que nos extrañe, y cada vez la cosa irá a más.

No es cuestión de racismo, que todavía sí lo es, pero poco a poco dejará de serlo. No hay que pensar que nos van a quitar el trabajo y las mujeres, o los hombres, porque ya son nuestros mismos trabajos y nuestras mismas mujeres o hombres, disponibles en igualdad de condiciones. Cuando sean unos más, cuando sean tantos o más que nosotros, qué más dará quiénes venimos de un lado o de otro, y casi extrañará escuchar a alguien "yo soy de aquí y mi padre, mi abuelo y hasta 15 generaciones", raro raro...  Quizá algún día todos los que anhelan volver a su tierra puedan hacerlo, pero mientras tanto están lejos de sus raíces (algunos enraizando ya aquí y otros con la esperanza de volver, aunque ya muy bien integrados).

En fin, tendrán que sufrir todavía que la gente piense como los del primer párrafo, mucho tiempo, y por desgracia es un comportamiento humano, normal, pasa en todos lados. Intentemos integrarlos lo mejor posible y ya está, porque no hay marcha atrás, eso quién no quiera verlo tienen un problema. ¿Y si el ser zurdo hubiera sido causa de racismo? ¿Me habría tocado a mí? ¿O el ser español? ¿O el tener gafas, cosa que se hereda casi siempre como el color de piel?  Pues eso, cambien la situación y piensen que les hubiera tocado a ustedes...  En mi caso, ser pelirrojo ha sido motivo de mofa y de "racismillo" alguna que otra vez, pero referentes como Boris Becker, Matthias Sammer, Paul Scholes o Alberto Díaz han hecho mucho porque se nos reconozca y dejemos de ser una minoría considerada inferior (por aquello de que no nos puede ni tocar el sol).

Mientras tanto, que viva la diversidad genética, que nos suele hacer siempre mucho mejores, y en cualquier caso: si no te has dado cuenta ya de que todos somos iguales, sin distinción de la cantidad de crema solar que nos tenemos que echar en verano, vas de culo tío (o tía).


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