Por fin, adiós a las mascarillas
Aún recuerdo ese lejano día de mayo de 2020 en el que comenzó a ser obligatorio llevar mascarilla fuera de casa en todo momento, salvo estar haciendo deporte o ingiriendo alimentos o fumando. Para algunos daba igual porque han seguido usándola como quitamultas, haciendo lo que les daba la gana, pero bueno, el resto nos la hemos puesto y eso es lo que hay, han pagado justos por pecadores, y mucha gente ha tenido que pasarse días enteros con ella puesta, dejándole orejas de soplillo o marcas duraderas de bronceado.
Desde hoy, ya no es obligatorio usarlas, pero el único supuesto es el de estar fuera de casa, y que haya más de 1,5 metros de distancia con otras personas, por lo que una cosa es sobre el papel y otra el ser estrictos, que nos llevaría a mantenerla siempre y en todo momento, ya que es difícil encontrar una situación real y duradera en la que podamos quitárnosla sin estar todo el rato pendientes de volvérnosla a poner. Nos quedarían los paseos por los olivos o la sierra, pero para el que los lleve a cabo.
Para otros, es el final definitivo a las mascarillas, ellos entienden las normas como les da la gana, así que es el fin de las mascarillas y con él, el de la pandemia, pese a todo, pese a todos... Veremos a los típicos que todo el rato la llevarán debajo de la garganta protegiéndolos de las anginas como antes de ser obligatorias, otros en el codo, etc... qué tiempos aquellos. Sí, raro será que les puedan multar, salvo que sea en interiores, donde la norma está más clara: NUNCA.
En fin, hoy ya vi 2 personas sin mascarillas, de cientos... es verdad que estamos en Andalucía y aquí aún hay muchos contagios, pero es verdad que son entre adolescentes casi, pues de 50 para arriba ya están incluso con las dos dosis, inmunizados del todo, así que ni siquiera hay peligro de que esos adolescentes contagien y manden a la UCI a sus padres, es difícil ya convencerles de que tomen cualquier medida.
Mientras tanto, las comunidades piden al gobierno que eche para atrás, y el gobierno, que como mesías ha promulgado el fin de las mascarillas, como gran decisión magnánima, como gran concesión al pueblo, no va a desaprovechar la oportunidad, los votos ganados, la confianza recuperada, la demagogia y en cualquier caso, su autonarcisismo propio, prácticamente insuperable, y que ha llevado a que una gestión nefasta no, lo siguiente, sea vista con sonrisas, risas, cachondeo y una autocondescendencia que asusta. Ellos nos han metido más profundamente en esto, pero chicos, no os preocupéis, ellos nos han sacado.
Que viva el fin de las mascarillas, el fin de la pandemia. En unos días quizá, me la quite por fin, de momento hasta ahora, y no sé si esta tarde aún, sigo con mi 'mascareta'.
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