Volviendo a votar a mentirosos compulsivos
Reconozco que hoy va a ser un poco "echar bilis", pero es que no hay más remedio, y de vez en cuando tenemos que soltar un poco de fuelle, amarras o lastre, porque si no, reventamos.
Creo que ya a estas alturas del post habréis deducido que me voy a referir a nuestro presidente español Pedro Sánchez, no sé si el mejor o peor que hemos tenido, pero sí el más mentiroso de todos, y el que de forma más cínica ha traicionado a sus votantes e incluso a los que nunca le han votado. Botado, botarlo, esa es la palabra... pero con unas bien aleccionadas hordas de defensores, de momento es bien difícil.
Como a estas alturas queda bastante poca gente que no se haya alineado con uno u otro bando (ya sabéis, esos simplificados equipos de colores a los que hay que apegarse para no quedar relegado a la inexistencia): los "rojos" y los "fascistas", uy, a qué me recuerda de haber leído algo en el último tema de todos los libros de historia y sociales del colegio y el instituto, sí, esos a los que nunca se llegaba y hojeabas por curiosidad.
Total, que poco a poco hemos simplificado las cosas: muy al modo de bajar mucho el listón para que lo entiendan millenials, centenialls y decenialls (que si no existen ya los crearán). Facilitemos las cosas para los futuros votantes anuméricos y analfabetos: Los rojos somos los buenos, los que siempre hacemos leyes para los pobres, ponemos impuestos para los ricos, bajamos los precios y damos vivienda a todo el mundo, y donde podemos encuadrar al PSOE y a esos grupúsculos de ultra-izquierda herederos de Izquierda Unida (contradicción ese "Unida"); y los fascistas son los malos, los que siempre dan todo a los ricos quitándoselo a los pobres, los que suben precios e impuestos y ni siquiera infraviviendas dan, y donde podemos encuadrar al PP, a los franquistas de VOX y a cualquiera que no comulgue con la verdad universal del buenismo y el progresismo, es decir: los reaccionarios e inmovilistas.
Y si luego nos vamos al otro lado, al oscuro, los fascistas son los buenos, los que lo dan todo por los españoles, anteponiéndolos a los extranjeros, los que son buenos para la economía, los que dan estabilidad, los que ayudan a los que quieren trabajar de verdad y no dan paguitas, los estudiosos, frente a la sociedad de la subvención, PP, el partido que defiende a España, y a veces alguno en el centro, ya desaparecido y ahora alguno a su derecha, sin mucho que comentar, escindidos del propio partido; y los rojos los malos, los que quieren romper España, herederos de aquella República que no supo perpetuarse porque se caricaturizó a sí misma, los que dan pagas a los que no quieren trabajar, los que no luchan por lo nuestro y sólo saben hacer leyes para beneficiarse ellos y sus acólitos.
Más o menos explicado, eso es: o te unes a los rojos o te unes a los fascistas (diría que "azules"). Son dos grandes bloques Madrid y Barça, no hay más. Si no estás con nosotros estás contra nosotros, y si tienes la desfachatez de no unirte a ninguno serás un paria, uno de esos "indecisos" que son los que deciden las elecciones, menuda idiotez...
A mí, el no tener colores me parece un privilegio, un don, un giro del destino que me hace libre como a pocos, me permite ver las cosas con distancia, con una rotunda imparcialidad, con esa pátina que la lucidez le da a la realidad cuando no la ves desde un prisma translúcido del que sólo sabe seguir a su líder. Pasen y vean: millones de militantes que sólo persiguen el pensamiento único, que no vacilan en apoyar su "verdad", que primero dicen "espera, que voy a revisar lo que dice mi partido de esto, y entonces opinaré". Cánceres... Y luego están los votantes, esos a los que ni les iría ni les debería venir, pero que te defienden a capa y espada lo indefendible: "no, es verdad que dijeron eso antes de las elecciones, pero las circunstancias han cambiado y blablabla, es que si no, llegaba Franco pasado mañana y empezaba a inaugurar pantanos y entonces es el fin del mundo". Y líbrenme de no criticar también a los otros, porque: "es que sí, que robar nos han robado todas las generaciones de gaviotas, pero los del puño y la rosa más, y aunque a mí me engañen, sé que lo hacen de buen corazón, por España, mucho por España, por Dios y por don Santiago Bernabéu, que nunca llenarían todo de gays, lesbianas, moros, rumanos y okupas, y todos iríamos con un Lacoste anudado al cuello".
Espero que más o menos sepáis por dónde voy: los políticos siempre han tenido un claro objetivo, que es el de gobernar, caiga quien caiga, eso hay que ponerlo como premisa, y a partir de ahí entender que no todos han sido iguales, y por supuesto que los pasados tampoco han sido iguales que los de ahora, que son profundamente ignorantes y enormemente deshonestos, deberíamos haberlo visto. Bueno... algunos lo vemos con esa lucidez de la que he hablado antes, pero el 80% o más de la población está cegada y no sabe ni quiere verlo. ¿Podemos hacer algo el resto? No, y que una verdad así no te amargue para siempre la vida... ¿Podemos cambiar algo? No, ni matando ahora a Cánovas, a Vidal-Quadras, a Carrero Blanco o al propio César lo conseguiríamos, no sirve lamentarse, pero al menos nos queda esa especie de falsa autoridad moral, de falso creernos mejor que los demás, cuando llegan las elecciones y te das ese lujo de no votar, o de votar en blanco, o de no votar a ninguno de los partidos mayoritarios o incluso de votar a uno u otro para castigar al contrario... un lujo que ese 80% de la población no tiene, porque ya saben la papeleta que van a meter en 2026, en 2030, en 2050... y si la vida les dura, en 2100... para mí, triste es, ni más ni menos, pese a que puedan decir: "es que es una tranquilidad hacerse funcionario votante, porque no tienes ya que pensar en nada, que luego es un follón ir leyendo candidaturas y papeletas por ahí".
Y yo pienso... ¿si Pedro Sánchez dijera que va a ir casa por casa para llevarse a los primogénitos y matarlos, pasaría algo? Lo dudo... (y ojo, exactamente lo mismo decía yo de Rajoy hace unos años, para suspicaces, perspicaces y votantes mendaces).
Literalmente: estáis dejando que os denigren como personas pensantes, como seres racionales, porque estáis aceptando que os mientan y aun así les estáis defendiendo como si os fuera la vida en ello, porque os habéis creído vuestro propio síndrome de Estocolmo. No, ellos venderían a vuestra abuela para gobernar y les importáis un bledo, ellos no vendrán a sacaros las castañas cuando vengan a pelar también vuestras barbas remojadas, ellos sólo se sirven de los borreguitos que los votan para perpetuarse, para poder tener una profesión sin tener ni una sola habilidad, para tener un trabajo sin poseer ni una mínima cualificación, para reírse de todo y de todos mientras ponen caras... En eso, ni más ni menos, uno que yo me sé es el auténtico Maquiavelo, y los que le aplaudís, hacéis mucha gracia.
Y... algún día un tipo o tipa del tipo del gafitas gallego o la ricitos madrileña, derribará de nuevo el muro infranqueado de la izquierda y permitirá ese cambio de rumbo que a perpetuidad parecemos tener, esa alternancia decimonónica de la que no nos parecemos poder librar, y mandará a la oposición a los que ahora mandan, y volverán a servirse de todos nosotros, y volverán a engañar y a robar, pero aprovechándose ahora de la otra mitad que les votó, mientras echan bilis por la boca los que antes gobernaban con tranquilidad, los mejores, porque ambos bandos son los mejores.
Creo que por hoy está bien, bilis echada... es una rabia ver a España así, sin rumbo alguno, y ver el partido de tenis desde la barrera, y ver la cara del actor que les engaña con una sonrisa embriagadora, y ver los argumentos casi infinitesimales de los que le defienden. Y mientras, incluso los suyos empiezan a no creerse nada, y también, entremedias, a tantos todos nos da igual el Puigdemont, y nos importa un rábano que se tiren los trastos unos a otros en el Senado, el Congreso y los mentideros, porque lo que importan son las personas, y que haya trabajo, educación, sanidad y seguridad, de eso se tienen que encargar ellos, para que podamos vivir en paz los que vivimos en el mismo hogar que cada político español, y podamos hacer nuestros proyectos de vida con tranquilidad, hasta que el destino haga reventar todo, que ojalá no sea en mi generación, y por consiguiente tener: salud, dinero y amor.
Suerte, que la vamos a necesitar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario