Para mi año menos prolífico, y sin que pase nada
Esta es mi primera entrada del año, y ya sé que va a ser el año en el que escriba menos artículos en el blog. No es que sea muy listo o muy clarividente, es porque si tenemos en cuenta que las escribo yo, y que hace un tiempo fui consciente de que con el paso del tiempo para mantener la misma frecuencia debería escribir (paradójicamente) más espaciadamente; haciéndolo así, lógicamente va a ser el año con menos posts, y no pasa nada, claro que no.
También, seguramente, es el año en el que más tarde he escrito por primera vez, ya que la mayor parte de ellos escribía nada más empezar el repaso del año acabado; de nuevo: no pasa nada...
Probablemente haga alguna de esas series machaconas de los Juegos Olímpicos o incluso la Eurocopa, o quizá no haga ninguna; pero no pasa nada...
Y si tengo en cuenta las cifras, sería normal que el total de artículos anduviese por los 50, que tampoco está mal; y que de nuevo no pasa absolutamente de la nada.
De hecho, hoy llevo ya andados unos 2000 pasos entre la casa y la calle, y por supuestísimo: no pasa nada, ni pasaría aunque no hubiera andado ninguno o cien mil (aunque en ese caso estaría cansado).
Este año es probable que me cambie de casa, es probable que publique un libro y es posible que sea padre de nuevo, y todas a la vez podrían ser susceptibles de no ocurrir jamás; y exactamente, no pasaría nada.
Este año podría dejar mi trabajo, podría comprar una nueva vivienda, podría dejar para siempre algún hábito nocivo, y todas a la vez podrían no cambiar en todo el año; y no, nada de nada...
Este año, a todos nosotros podría no pasarnos absolutamente nada de nada, y efectivamente, ya me habréis adivinado el final: no, no pasaría en absoluto nada de nada, ni el tiempo diría, fíjate...
Este año a algunos les cambiará la vida para siempre, y tampoco pasará realmente nada, porque a otros les habrá cambiado incluso más, y a unos otros todavía más y más y más...
Este año es ilusionante y motivamente, es bisiesto y par, y por ello debería encorajinarnos y hacernos tomarlo a tope, sin tener por ello que hacer nada en concreto, salvo vivirlo como se merece; y viviéndolo o no, tampoco es que pase nada...
Y así, pasando pasando se me ha pasado esta pequeña entrada de apertura del año en la que efectivamente, como poco a poco habéis ido adivinando: no digo nada, y por ello y por consiguiente tampoco aporta nada; y no pasa, absoluta y francamente: nada de nada
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