Al final, todos somos grises, nadie está a salvo
Los ancianos si algo tienen es un porrillo de años, algunos los echan simplemente en vivir y otros aprovechan de camino para llenarse las alforjas de ideas, de razonamientos, de lecciones de vida que soltarle al primer cauto o incauto que se les acerca, a veces con consecuencias tronchantes y otras veces con clases que no olvidarán en bastante tiempo.
Le escuchaba el otro día a uno de ellos que con el tiempo ha aprendido que en las personas no hay ni puede haber sólo blancos y negros, que al fin y al cabo la vida es larga y todo lo acaba mezclando y volviendo de un color gris, para bien o para mal.
Traduciendo un poco eso y amoldándolo a lo que quiero decir, hemos de pensar que no es posible asociar directamente a una persona el calificativo de "bueno" o "malo" por sus actos continuados a lo largo de toda la vida, ya que a veces actuará de una forma y otras de otra, y ninguna tiene por qué prevalecer (salvo caída importante o destacada al lado del bien o el mal, eso es evidente).
Esto, en la maniquea y cainita sociedad actual es un ladrillazo en toda la línea de flotación del fino e inestable flotador que lo sustenta todo, porque todo se sostiene gracias a tener a los ciudadanos polarizados y con las ideas claras, por lo que no poder sexar a uno de ellos encasillándolo en blanco o negro es endiabladamente enloquecedor para ellos.
Volviendo al tema, creo que sí, es verdad que hay gente que mayormente ha quedado encasillada como mala persona, y creo que como estereotipo está bien, porque han actuado mal a lo largo de su vida. Eso no quiere decir que alguna vez no puedan todavía hacer una buena acción que no contrarreste las malas que han hecho, pero sí, todavía tiene capacidad de sorprendernos en un momento en el que ya no lo esperamos. Y sí, una buena persona catalogada y con sello de calidad, puede también actuar mal ante la necesidad, en una situación desesperada en la que tenga que sacar la fiera que lleva dentro para salvar a uno de los suyos, a sí misma o incluso a toda la sociedad. ¡Cuántas veces no hemos visto al bueno en la tesitura de matar al malo en una película, con una pistola apuntándolo en la sien y con el poder de acabar con todo, y no ha sido capaz, y se ha dado la vuelta, y el malo ha aprovechado y lo ha matado, porque el malo no duda, ejecuta lo que lleva dentro!
Ese es el problema aquí, en esta lucha de buenos y malos, de psicologías caras y baratas, que a veces el bueno puede malear y el malo parecer un santo, pero sabemos que ambos serán implacables: el malo te echará la zancadilla en cuanto pueda, y el bueno será el primero que corra a ayudarte, y así hasta el infinito; pero eso no quita para que el día que el malo haga algo bueno, sea condecorado, sea alabado y sea regalado, como aquel niño que estuvo todo el año zanganeando y al final aprobó en septiembre y recibió una moto, mientras que el que sacó buenas notas todo el año sólo tuvo una caja de playmobil, ¡quién quiere ser bueno entonces!
E igual pasa cuando el bueno de toda la vida tiene que sacar la raza para ser malo por una vez para que le coman la merienda, y entonces resulta que recibe las más feroces críticas y condenas, como aquel alcalde que toda la vida miró por los demás y que sólo tuvo un desliz ayudando a un familiar, y que por ello vio como se quitaban todas las placas con su nombre, como se intentó borrar todo lo bueno que hizo, mientras que el que estuvo toda la vida con trapicheos vio como al final se justificaban, se tapaban y nadie acabó realmente pensando mal de él.
Así es la vida, una mala puede borrar toda una vida de bien, y viceversa, y nadie, ninguno estamos a salvo de acabar siendo maletiquetados, así que vivamos sin perjuicio de ello, sin preocupación, porque siempre vamos a dar un mal paso, ¿para qué estar siempre pensando en nuestra hoja de servicios cuando al final es un "quien meta gana"?, ¿no es mejor entonces ser un gris, abrazar la religión del grisecismo y lanzarnos a la concupiscencia sin remordimiento alguno? Pues sin duda, adelante, ya veremos a última hora quién mete el último gol...
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