27 marzo, 2020

Esos irresponsables con los que convivimos

La verdad es que he cambiado el insulto un par de veces en el título, para tampoco ser muy duro (que debería), pasando por algún "inconscientes", quizá "desalmados" o "desgraciados", pero es que los desgraciados somos nosotros de tenerlos en nuestra sociedad (si es que no es humano ser como ellos son).

Si hemos aprendido algo del confinamiento, de la cuarentena coronaviral, es que el 99,9 por ciento (o 99 como poco) de la población es responsable, coherente, consecuente, solidaria, bienintencionada, sufridora, abnegada, luchadora, comunitaria o altruista. La mayoría que escuchamos el "estado de alarma" nos encerramos automáticamente en nuestras casas hasta nuevo aviso, pese a que el aviso fuese de doblar el tiempo de encierro. La mayoría reconocemos el trabajo de tantos que luchan en primera línea con el virus, o que trabajan para que tengamos abastecimiento. La mayoría les aplaude virtual o literalmente.

Se dice que las medidas de reclusión son las más efectivas ante una pandemia así, por lo que cada contacto que no se realiza es un grano de arena más para acabar con el gran problema de nuestro tiempo, de nuestra generación. La mayoría salimos una o dos veces por semana a comprar, congelamos pan, o incluso dejamos de comerlo. La mayoría dudamos si ir a urgencias ante algún inconveniente moderado no relacionado con el virus. La mayoría hacemos el poco deporte que se puede hacer en casa...



Mientras tanto, los irresponsables que caminan junto a nosotros viven otro mundo, el mismo mundo de pasotismo, irreverencia, inconsciencia o "porencimadelbienydelmalismo" que han vivido toda su vida, poniendo en grave peligro la vida de tantos, y poniendo en grave peligro el buen hacer de las medidas y del 99,9% de buenos ciudadanos a su lado. Ejemplos hay muchos:

-El que aún hoy se pone las mallas y sale a correr al monte porque cree que ahí no le pillarán
-El que coge sus perros, los mete en el coche y se va a los olivos a pasearlos, porque yendo solo no hace nada malo.
-El que va a comprar el pan todos los días y luego por la tarde vuelve a ir al supermercado
-El que va al banco a hacer una gestión que podría hacer por teléfono
-La que se fue a andar por la playa los primeros días
-La que se fue a su segunda residencia una vez estaba prohibido, aprovechando que eran las cuatro de la madrugada, con nocturnidad y alevosía
-La que hizo una paella en la cochera y obligó a media familia a irse a la calle de al lado a gastar el arroz, pudiendo hacerlo en casa.
-La que pasea el perro a 2 kilómetros de casa.
-Los que salen a jugar al pádel a la mitad de la calle.
-Los que van 4 con el coche escuchando reggaeton a las 11 de la noche.
-Los que van 2 en la moto a las cuatro de la tarde con pinta de venir de casa de unos amigos
-Los que están fumando porros en el parque en trío.
-Las que están en corrillo en la plaza porque por su procedencia la policía no se atreverá a decirles nada (las dejan ya como cosa perdida)
-El que se vino de Madrid a casa de sus tíos de 80 años sabiendo que los ponía en peligro.
-El que sigue andando con su pareja en la aldea porque no se cruzan con nadie... (los que hay están cagados de miedo en casa)
-La que se cree que yendo con una bolsa del Mercadona por la calle ya tiene bula...

Sí, todos ellos están poniendo en peligro la solidez de nuestra cuarentena, y hay que denunciarlos públicamente, no tiene sentido que otros estén cumpliendo al 100% mientras ellos tan campantes viven su vida como si nada.



Por suerte, la policía ha empezado a denunciar, multar o arrestar a muchos de ellos, como:

-El que iba a esquiar a una estación que ya está cerrada, vestido con todo el equipo.
-La que iba a ver su madre enferma al pueblo de la playa, en un coche con toda la familia y lleno de maletas.
-La que venía de comprar el pan con una barra de hace varios días.
-El que iba metido en el maletero en un coche con otras dos personas para burlar la cantidad máxima.
-El que había "alquilado" a un perro.
-El que estaba a 5 kilómetros de casa comprando el pan vestido con ropa de correr.
-La que estaba haciendo surf
-El que fue al pueblo de al lado a comprar tabaco
-El que tenía el bar aún abierto y con gente dentro.
-Los que montaron una "corona party"
-La que estaba aburrida y quería que le diera el aire.
-El falso "autista".
-El que iba escupiendo a todos y haciéndose el chulo en los establecimientos
-El que montó un gimnasio clandestino
-Los que iban a sacar una peli al videoclub como si nada...
-La que no supo qué decir y estaba recogiendo colillas según declaró.

Sí, todos ellos descaradamente atentando contra la integridad de nuestro sistema que lucha contra un virus mortal, pero ellos están por encima del bien y del mal, no les van las leyes, no les va hacer caso a la represiva policía, seguir lo que dicta el gobierno, sí, ¡insumisión!, nos encanta esa palabra, nos encanta también hablar de ¡derechos!, pero de obligaciones nada de nada.



¿Que cómo reconocerlos cuando pase la cuarentena? ¿Que cómo podemos saber quiénes eran de aquí para atrás? Pues muy fácil, si ya los conocemos de siempre, son todos esos que:

-Se saltan la cola del supermercado
-Te adelantan a 160 por la autovía
-Tienen a nombre de la niña propiedades para pagar menos
-Nunca piden que les hagan factura
-Compran objetos que saben robados
-Devolvían las cintas sin rebobinar al videoclub
-Se llevan las toallas del hotel
-Aprovechan la venta de entradas baratas a socios para revenderlas
-Están empadronados en casa de los suegros para puntuar más para la escuela del niño
-No ponen un "jodido" intermitente y siempre pitan a todo el mundo
-Piden prestado a amigos y familiares mientras por otro lado llevan vida de ricos
-Lloran al profesor o maestro para que les apruebe sin haber hecho esfuerzo
-Amenazan al restaurante con una queja mentirosa en internet
-Malpagan a la asistenta del hogar
-No devuelven los libros a la biblioteca
-Cogen todos los caramelos o los folletos de un 'stand' porque "son para cogerlos" o "ya los he pagado".

Es curioso, podría haber utilizado aquí perfectamente la lista de "putos desgraciados" de hace muy pocas entradas, para discernirlos, para separarlos de los demás que cumplen, para desterrarlos y apartarlos de forma que dejen de molestar.

Y mientras, los veremos por la ventana ufanos, andando por las calles y respirando aire fresco mientras nosotros desgastamos las baldosas del salón y respiramos el viciado aire casero, que ni ventilando por las mañanas se arregla más que con lejía. Y mientras ellos hacen todo eso, nosotros, que sabemos lo que tenemos entre manos y que con altruismo y una absoluta solidaridad y "buenapersonismo", nos aislamos en casa y les decimos: #QuédateEnCasa

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