Primeras horas de obediencia
La calle solitaria, la gente en sus casas, los grupos de whatsapp echando chispas. Muchos hablan por teléfono como nunca lo hicieron, otros quebrantan el toque de queda para dar un paseíto con su mochila. Es domingo, no hay establecimientos de alimentación, bares, peluquerías, etc... Sólo salen los que pasean perros, que ahora tienen libertad absoluta para hacerlo siempre que lleven al chucho (o perrete como también se llama ahora), los salen a pasear a horas distintas a las habituales y con la frecuencia que quieren, privilegiados que son algunos.
La gente hace caso al gobierno y a la misma vez lo critican. Se genera un sentimiento de agradecimiento a los sanitarios, olvidando a todos los demás que velan por nosotros estos días jugándosela en la calle mientras nosotros permanecemos a salvo en casa: mantenimiento de redes públicas, reponedores y cajeros de supermercado, gente de la banca (¿por qué no paralizan las bolsas?), transportistas, gente que vela por el teletrabajo de los demás (aquí me tendría que meter), repartidores a domicilio, panaderos, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, etc.... Muchos olvidados de momento que poco a poco irán siendo visibilizados.
Toque de queda de proporciones cinematográficas. Ayer de madrugada ya no había nadie en la calle, ni coches, mientras volvíamos de violarlo por última vez. Hoy ya no será posible salir con la bici, que espera compungida en la habitación, mientras sabe que a ella no le contagia el virus, pero pierde también porque a mí sí podría...
Mañana se notará una terrible sensación dominical pese a ser lunes, una sensación post-apocalíptica, como de desastre nuclear, como si las partículas en suspensión que contienen coronavirus contuvieran elementos radiactivos irrespirables.
Y así será los próximos 15 días, cuando muchos ya no aguantamos prácticamente en casa a pesar de no llevar más que unas horas aquí, que se nos cae encima y que no podemos solucionarlo salvo yendo a pasear un can imaginario, que se me ocurre como gran idea... Mientras, iremos llamando a los familiares y escribiendo por Twitter y Whatsapp, what else? como diría el Clooney.
Se escuchan autobuses sin sentido alguno y coches a lo lejos que simplemente pasan de forma olímpica de todo, como si no fuera con ellos. ¿Y los del campo? Pues han ido al campo, a trabajar, pues el campo no entiende de toques de queda y muere si no se le trabaja o riega, que en eso el gobierno ha entendido un toque de queda urbano, sin pensar en los quehaceres rurales, como siempre...
Mañana más, les iremos contando, no olviden lo esencial en la vida y sigan esperando, tendremos recompensa muy pronto. #QuédateEnCasa
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