Hoy abro lo que podría llamarse "un melón", con el comienzo de una serie de entradas que podría acabar hoy mismo sólo con la primera, que podría continuar unas poquitas más, o incluso con cientas de ellas.
No me quiero extender demasiado en la introducción, pero bueno: apellidos en España ha habido a lo largo de la historia cientos de miles, algunos surgidos en época íbera o romana incluso, como hecho diferenciador entre personas llamadas exactamente igual. Luego llegó la época cristiana, en la que desaparecieron los anteriores y empezaron a germinar los que actualmente tenemos: uno y dos, hecho bastante raro en un planeta patriarcal en el que se suele heredar sólo el apellido paterno.
En Porcuna la evolución fue obviamente parecida: apareciendo los "apellidos castellanos" a partir de mediados del siglo XIII, cuando fue su conquista, y habiendo documentados desde entonces más de 3000 distintos (seguramente sean muchos más, ya que los datos anteriores a 1560 son escasos).
En esta serie voy a repasar la historia de muchos de nuestros apellidos, algunos relevantes bien por haber sido frecuentes a lo largo de los siglos, por haber generado bastante documentación (pleitos de hidalguía, testamentos, cargos, nobleza, procesos judiciales, etc.), o por ser interesantes por algún motivo (curiosidades históricas, conexión con otros apellidos, antigüedad, etc).
No me quiero extender más en la introducción, así que haré las aclaraciones pertinentes sobre la marcha. Vamos con los 5 primeros ejemplos, que todos estarían en el grupo de los no muy comunes en la historia de Porcuna:
AGUADO
Apellido bastante común en España con unas 41.000 personas actualmente, siendo más
habitual en las regiones del Norte. Su origen no está claro, y podría venir del mote de un
caballero de la época de Fernando III el Santo, llamado Fortún Sáez.
Aparece en Porcuna en 1669 con el nacimiento del último hijo de Pedro León y
Jerónima Aguado. Otra de las hijas, que debió nacer antes de la llegada del matrimonio a Porcuna, fue
Polonia Aguado, que se casó en 1680 con Bernardo Montilla Hurtado, habiendo
descendientes actualmente en el pueblo (entre los que me encuentro), pero ya con otros apellidos distintos al haberse heredado por vía materna.
Puntualmente, por esa época a caballo entre los siglos XVII y XVIII, lo encontramos en un par
de matrimonios procedente de Andújar (Jaén) y Lopera (Jaén).
No reaparece hasta el XX, procedente de Higuera de Calatrava (Jaén), aunque vuelve a
perderse rápido.
ARMIJO
Este es el caso de un apellido que tuvo cierta importancia en el pasado pero que ya no se
encuentra en el pueblo. Es poco frecuente actualmente, con 2300 personas que lo llevan
en España, de las que casi 1 de cada 3 nació en la provincia de Jaén.
Aparece puntualmente en la década de 1580 con varios nacimientos de hijos de Pedro
Ruiz Armijo y Ana Gutiérrez, sin que volvamos a verlo en casi dos siglos.
En 1741 vuelve a resurgir con el matrimonio entre Pablo Aguilera Salcedo y Manuela
Antonia Armijo Zea, ambos de lo que podríamos llamar “clase social alta”. Tras la
muerte del marido, ella volvió a casarse en 1756 con Francisco Valenzuela, gobernador
de la villa de Almodóvar del Campo.
Del primer matrimonio llegan a casarse hasta
tres hijos y dos hijas en Porcuna, que llevarán los apellidos “Aguilera y Armijo”, y que
irán entroncando con otras familias nobles como los Orive de los Ríos, los Cuenca,
Ruiz de Quero o incluso con otros Armijo de la propia familia (no olvidemos
que la consanguinidad solía ser habitual en la época entre los nobles).
Algunos de sus hijos entablaron pleito de hidalguía en la Real Chancillería, como
Antonio de Armijo y Zea en 1771 y Juan Francisco Aguilera en 1796.
También se casan en Porcuna algunos nietos como Cristino Aguilera Ruiz de Quero en
1842 con María Soledad Armijo Serrano.
Los últimos matrimonios que aparecen en
Porcuna son de dos hijos de este: Eduardo y Antonio Aguilera y Armijo, con dos
hermanas: Josefa y María Dolores Ruibérriz de Torres Garrido-Espiga (hecho también frecuente en las clases altas el de casarse hermanos con hermanas, y también el de tener apellidos kilométricos y muy compuestos); y también su hija Antonia Aguilera Armijo,
casada en 1863 con Juan Aguilera y Coca, perdiéndose a partir de ahí el apellido.
Van a tener relación con la vida religiosa del pueblo, siendo los “Aguilera y Armijo” patronos de la
capilla de los Aguilera en la Iglesia de Santa María, en concreto: Fernando, Juan y José.
Y también apareciendo Antonio María de Armijo como hermano de la Cofradía de la Soledad en 1779.
Ya no volveremos a ver el apellido en primer lugar hasta nuestros días.
BERZOSA
Apellido poco común que llevan unas 4500 personas en España actualmente, siendo
Jaén la provincia que más tiene, con el 18% del total. Su muy probable origen es toponímico, en la
villa de Berzosa de Lozoya (Madrid).
En cuanto a las ramas actuales, su llegada a Porcuna es muy reciente, aunque lo vemos
por primera vez con el matrimonio de Luis Bellido Salas y Agustina Ollero Berzosa, de
Marmolejo (Jaén), en 1848, llegando a casarse también alguno de sus hijos, ya sin
heredar el apellido, claro.
Volverá a aparecer a finales del siglo XX con un matrimonio cuyo marido procedía de
Úbeda (Jaén), y del que actualmente ya encontramos nietos que lo llevan.
BURGUEÑO
Apellido que llevan hoy día algo menos de 4000 personas en España, indicando la
procedencia del que lo lleva, en la ciudad de Burgos.
En 1532 aparece como testigo en una ordenanza municipal: Francisco Burgueño.
Entre 1563 y 1574, bautizan hijos Juan Burgueño y Bartolomé García Burgueño, alguno
de los cuales también aparece casándose años después con el apellido. También encontramos como
padrinos de bautismos a Alonso y Antón Ruiz Burgueño, o a Martín López Burgueño.
En el Archivo de Indias
aparece en 1581 un testamento de Antón Burgueño, siendo uno de sus herederos
Bartolomé Gutiérrez Burgueño (posiblemente el anteriormente comentado, aunque con otro patronímico delante). Hay que explicar que hasta bien entrado el siglo XVIII era habitual que las personas utilizaran un patronímico entre el nombre y su apellido familiar (por ejemplo: Gutiérrez Burgueño, Ruiz Vallejo o López Carpintero), que podía ir cambiando entre hermanos y de padres a hijos, lo que dificulta mucho las búsquedas genealógicas.
En cualquier caso, al heredarse solo el patronímico o ir por vía materna, se perderá a lo
largo del XVII.
GLAMÓN
Apellido de origen francés no existente actualmente en España. Procede del apellido Deglamón, traído a España por Jean Baptiste Deglamón.
Llega a Porcuna en 1775 con el matrimonio de Francisco Lucas Glamón Rosier, nacido
en Murcia y vecino de Andújar (Jaén), y María Ignacia González. Los padres del
marido eran Joan Baptiste Glamon y Gilberta Rosier, procedentes de Agen (Francia).
No encontramos descendencia en Porcuna de este matrimonio.
Francisco Glamón se vuelve a casar en 1796 con Benita Ojeda Martos, con la que sí
tendrá descendencia que llegará hasta la actualidad, aunque con otros apellidos como
Ramírez, Pérez o Millán. Al heredarlo solo sus hijas, el apellido acabará desapareciendo
de Porcuna con el fallecimiento de la última de sus nietas, ya a primeros de siglo XX,
pero como muchos otros apellidos hoy desconocidos, dejando una gran huella genética en
muchos de los que ahora viven en el pueblo (sin ir más lejos, en el que les escribe).
Como curiosidad, la última vez que aparece en los libros parroquiales es en 1906 en la boda de Manuel Vicente Barrera Glamón (nieto de Francisco Lucas Glamón)
y Josefa Casado, “in articulo mortis” del marido, que contaba ya con 84 años y
falleció semanas después.
Continuará...