28 febrero, 2023

Observatorios de la ofendiditis

Hoy voy a tratar un tema que podría acarrear linchamiento público, aparecer en el punto de mira, circular por los mentideros, la picota e incluso el destierro, pero es que alguien tiene que hacerlo. Por suerte, yo ya tengo hace años la etiqueta "Feminismo malo" en esta bitácora, acuñada para intentar reflejar algunas de esas tonterías que en nada ayudan realmente a la igualdad, que es lo que debería primar si no fuera porque a los chiringuitos no les interesa dejar de serlo, y por tanto tengo dónde clasificarla.

Intentaré ser breve, como por razones de falta de tiempo, soy últimamente.

Vengo a tratar varios casos flagrantes, como vemos todas las semanas, siempre llegando al tremendismo o al extremo más exagerado la ridiculez hacia donde nos lleva todo esto: hay miles de personas en España que viven del feminismo, de la violencia de género, ya sean carguitos en los Institutos de la Mujer, en concejalías, en ministerios, en observatorios de ofendiditos y ofendiditas, etc... Ciertos organismos son totalmente necesarios, pues seguimos rodeados de cavernícolas y todavía queda mucho trabajo que hacer. No creo que tenga por qué escribir esto en mi descargo, pero hoy todos somos asesinos en potencia, así que diré que sí, que reconozco que hay violencia de género, que el patriarcado existe y que hay aspectos de la sociedad donde la mujer aún es discriminada, espero que con esto valga para poder seguir con dignidad, son puras verdades que no pueden ocultar que se están haciendo muuuchas cosas mal ante la mirada esquiva de los que deberían arreglarlas.

Veo en una noticia que se ha multado a una tienda de ropa por poner una oferta de empleo en la que se pide como requisito que sean mujeres de más de 40 años. Le ha caído al pobre propietario la del pulpo, por ser un ser discriminatorio y patriarcal, por no permitir a las menores de 40, que (irónicamente) no tienen ninguna posibilidad de ser contratadas en otros sitios, ni subvenciones en las empresas para contratarlas, ni planes anuales de empleo para intentar conseguir sus votos, que accedan a esa oferta. Una barbaridad que a la misma vez cosifica a las mujeres maduras, un escándalo vamos. Y sí, hoy en día tú no puedes contratar a quien te dé la gana y poner los requisitos que te dé la gana, no, primero has de preguntar a los Ministerios de la "Posverdad" qué puedes y qué no hacer.

Luego veo otra en la que una hamburguesería asturiana que vende carne de vacas, dice eso de "me gustan maduritas" en una campaña en los autobuses, refiriéndose lógicamente a las vacas maduritas. Entonces recibe una denuncia de uno de esos chiringuitos del género y la génera, porque eso cosifica a la mujer madura y no sé qué chorradas. Rápidamente la empresa quita el anuncio a ver si no se va a liar gorda cuando las feministas hagan manifestaciones y apedreen los autobuses, y el Ayuntamiento, incapaz de ir a contracorriente en la corriente actual de lacitos y declaraciones buenistas, tampoco es capaz de explicar qué está pasando exactamente, pero ahí tenemos la campaña tirada la basura por haber ofendido a un animal de sexo femenino.


 

También está aquello del joven sentenciado a 1 año de cárcel por haberle pegado una bofetada a su novia. Sí, estoy totalmente de acuerdo con ello, y a más le tenían que haber sentenciado por tontos, pero... ella no ha denunciado nada, son los jueces y los observatorios los que han supuesto que eso está mal y es un escándalo. ¿Qué pasaría si yo le regalo algo a una persona y el juez entiende que me lo ha robado, y yo digo que no es un robo? Pues en el mismo caso, esa persona iría a la cárcel, porque aunque yo no denuncie, el juzgado actúa de oficio... Ahora los jueces deciden qué es un robo y qué no (ojo, como siempre), y por tanto, tened cuidado porque nunca sabes de qué te van a acusar, aunque la víctima lo niegue. Este último caso tiene menos que ver con los anteriores, y menos razón en que lo comente, pero sigue siendo una representación de dónde estamos llegando poco a poco.

Es un mundo desconcertante para los que nacimos antes de 1995 (por dar una fecha), un mundo en el que todo lo que conocimos ahora está mal, prohibido y es políticamente incorrecto. Una sociedad pluriofendida y en constante tensión, dominada por un organismo maquiavélico surgido de una novela de Orwell o Huxley, que intenta cambiar nuestros hábitos, nuestras costumbres, nuestra forma de hablar y de pensar, incluso nuestro propio organismo por dentro si es necesario. Todos somos malos (y malas) en potencia, y si vamos en contra de esta nueva religión no se puede hacer nada con nosotros y somos carne de ostracismo.

Contra ello se rebelan ya unas pocas mujeres, coherentes y racionales, pero son tratadas como meras "síndromes de Estocolmo" y cabezas comidas por el patriarcado, del que hay que liberarse buscando la desigualdad más absoluta, en un mundo en el que lo que menos debería importar es el género (por que de verdad nadie lo mire para discriminar a nadie), ahora resulta que es lo más importante.

Yo ya lo llevo diciendo muchos años: es un chiringuito, un circo, un sistema creado para alimentar estómagos agradecidos, mientras las cifras de violencia, de muertes, siguen sin bajar, porque realmente no les importa que lo hagan (parece crudo decirlo, pero si acaban esa violencia, el sexismo o el patriarcado, decenas de miles de personas que forman parte de ese sistema, se van a la calle...). ¿Permitiría el vendedor de antivirus informáticos que desaparecieran los virus, o el vendedor de pastillas contra una enfermedad, que esta dejara de existir, o las que viven de la "Igualdad", que esta llegue de verdad?  Rotundamente no, ya encontrarían algo a lo que agarrarse, y qué si no son estas campañas absurdas y el ofenderse continuamente por todo...

Yo, como tantos que hablamos del tema, soy el primero que querría la Igualdad, pero la real, no la que promueven en el circo los disfrutones y disfrutonas, sería el verdadero mundo feliz, y no soy misógino o patriarcal o incluso asesino en potencia como todos los hombres, pues aunque sólo sea por eso, tengo que defender a mis mujeres, pues tengo, he tenido y tendré madre, mujer, hija, amigas e incluso primas que son como hermanas... No soy sospechoso de nada más que otros, pero tengo ojos y veo el daño que a ellas también a veces les hace la existencia de estos observatorios de la ofendiditis. Cada vez queda menos para que alguien le meta mano a todo esto y lo aclare, quizá entonces por fin todo acabe...

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