05 marzo, 2023

Evolucionados sin memoria

 Quizá uno de los hechos que más me sorprende cuando me fijo en las personas es cómo cambian a lo largo de su vida, según los acontecimientos y el devenir de esa insignificante existencia; cómo asumen rápidamente cualquier nuevo estatus y la facilidad que tienen, tenemos, para vivir como si nada hubiera pasado tiempo atrás, como si no recordásemos nada de cómo éramos, cómo fuimos, al hacer borrón y cuenta nueva por habernos convertido en otra cosa, aunque siempre la misma, claro.

Cuántos nuevos ricos no van por la vida como si los demás tuvieran que pedirles perdón, arrasando con todo, comiéndosela a bocados mientras avasallan a los demás, probablemente gente que tiempo atrás tenía su mismo nivel económico. Nuevos ricos que se creen por encima del bien y del mal (justo como los viejos ricos, claro) y que han olvidado de dónde vienen. A veces decimos que justo esos son los peores, los nuevos ricos, los nuevos catalanes (esos que llaman por ahí charnegos, o hijos de charnegos, que son más y mejores catalanes e "indepes" que los de rancio abolengo), los nuevos guapos (operados y operadas), los nuevos héroes deportivos (dopados y dopadas)... Son los que más presumen de algo y los que más rápido han olvidado su origen.


 

Uno de esos ejemplos descabellados que me gusta poner sería el de un flacucho enclenque que sufre bullying por ser el débil, que se apunta a un gimnasio y en un par de años o cinco se convierte en un mastodonte hipertrofiado, hinchado e hiperproteinizado que a algunas mujeres vuelve locas y a muchos impone respeto por esas camisas y camisetas al borde de la rotura por estrés. El que parecía que podría recordar de dónde venía, se convierte en aquello que seguramente odiaba... Ahora es adorado y se cree superior a los demás, más atractivo, más fuerte que cualquiera a quien podría tumbar si se metiese con él, y acaba incluso aprovechándose de otros también a modo de bullying, sí, lo que sufrió en sus carnes hace tiempo...

Otro caso que me parece interesantísimo es el del enchufado a dedo, ya sea el hijo del alcalde de turno, el cuñado del empresario de éxito cuya hermana dio lo que antes se llamaba un "braguetazo" (ahora sería una palabra muy patriarcal, así que la entrecomillo pese a existir en castellano), el primo del director regional cuya plaza de funcionario a la carta salió a concurso justo con los méritos que sólo tenía el, etc... Esas personas no se han ganado nada ellos mismos, pero viven como si lo fueran, como si de unos funcionarios de carrera y eminencia se tratara, y reclaman por ello esos mismos derechos, con moscosos y libres distribuciones a tutiplén, con bajas sorprendentes, con varios cafés al día, trabajando menos que el sastre de Tarzán (como decía aquel), y sin embargo, creyéndose superiores a todos los demás.

¡Cómo cambiamos!, ¡cómo nos olvidamos de nuestro pasado cuando no nos interesa!, ¡cómo se olvida el "de pueblo" de cuando era un jovencito trabajando en el campo, cómo reniega cuando le preguntan para no parecer rural y de una clase social inferior, cuando hoy día tiene trabajo y posición social pero se avergüenza de su lugar pasado y de camino de todos sus antepasados que merecerían todo su respeto.


 

Ay, respeto... perdido completamente al haber vendido su amor propio, olvidando que al que más ha de respetarse es a uno mismo y al camino escogido, a lo conseguido se venga de donde se venga.

¿Y al revés? ¿Qué pasa con el que viene de arriba y acaba abajo? Pues sí, ese obviamente tratará de asirse como pueda a ese recuerdo, no perderlo, evocarlo siempre que pueda, por ser positivo, por ser un anhelo de lo que ya no puede ser, de lo perdido y jamás recuperado. Esos difícilmente cambian, parecieran ser siempre los mismos, pese a que sea ridículo o sorprenda esa situación en la que ves a un pobre de solemnidad reclamar sus derechos como hidalgo, como pasaba hace ya unos siglos. Eso siempre ha pasado.

Ay, cómo cambian algunos a nuestro alrededor hasta que no podemos ya relacionarlos con lo que fueron, pues ya son otras personas, y lo ves desde el momento en el que tienes muy claro que su yo de hace años acabaría peleado con el actual, para mí un gran indicador de que algo no has hecho bien: si ya no puedes ser tu propio amigo, qué te queda...

No hay comentarios: