26 enero, 2024

Volviendo a votar a mentirosos compulsivos

Reconozco que hoy va a ser un poco "echar bilis", pero es que no hay más remedio, y de vez en cuando tenemos que soltar un poco de fuelle, amarras o lastre, porque si no, reventamos. 

Creo que ya a estas alturas del post habréis deducido que me voy a referir a nuestro presidente español Pedro Sánchez, no sé si el mejor o peor que hemos tenido, pero sí el más mentiroso de todos, y el que de forma más cínica ha traicionado a sus votantes e incluso a los que nunca le han votado. Botado, botarlo, esa es la palabra... pero con unas bien aleccionadas hordas de defensores, de momento es bien difícil.

Como a estas alturas queda bastante poca gente que no se haya alineado con uno u otro bando (ya sabéis, esos simplificados equipos de colores a los que hay que apegarse para no quedar relegado a la inexistencia): los "rojos" y los "fascistas", uy, a qué me recuerda de haber leído algo en el último tema de todos los libros de historia y sociales del colegio y el instituto, sí, esos a los que nunca se llegaba y hojeabas por curiosidad.

Total, que poco a poco hemos simplificado las cosas: muy al modo de bajar mucho el listón para que lo entiendan millenials, centenialls y decenialls (que si no existen ya los crearán). Facilitemos las cosas para los futuros votantes anuméricos y analfabetos: Los rojos somos los buenos, los que siempre hacemos leyes para los pobres, ponemos impuestos para los ricos, bajamos los precios y damos vivienda a todo el mundo, y donde podemos encuadrar al PSOE y a esos grupúsculos de ultra-izquierda herederos de Izquierda Unida (contradicción ese "Unida"); y los fascistas son los malos, los que siempre dan todo a los ricos quitándoselo a los pobres, los que suben precios e impuestos y ni siquiera infraviviendas dan, y donde podemos encuadrar al PP, a los franquistas de VOX y a cualquiera que no comulgue con la verdad universal del buenismo y el progresismo, es decir: los reaccionarios e inmovilistas. 

Y si luego nos vamos al otro lado, al oscuro, los fascistas son los buenos, los que lo dan todo por los españoles, anteponiéndolos a los extranjeros, los que son buenos para la economía, los que dan estabilidad, los que ayudan a los que quieren trabajar de verdad y no dan paguitas, los estudiosos, frente a la sociedad de la subvención, PP, el partido que defiende a España, y a veces alguno en el centro, ya desaparecido y ahora alguno a su derecha, sin mucho que comentar, escindidos del propio partido; y los rojos los malos, los que quieren romper España, herederos de aquella República que no supo perpetuarse porque se caricaturizó a sí misma, los que dan pagas a los que no quieren trabajar, los que no luchan por lo nuestro y sólo saben hacer leyes para beneficiarse ellos y sus acólitos.


 

Más o menos explicado, eso es: o te unes a los rojos o te unes a los fascistas (diría que "azules"). Son dos grandes bloques Madrid y Barça, no hay más. Si no estás con nosotros estás contra nosotros, y si tienes la desfachatez de no unirte a ninguno serás un paria, uno de esos "indecisos" que son los que deciden las elecciones, menuda idiotez...

A mí, el no tener colores me parece un privilegio, un don, un giro del destino que me hace libre como a pocos, me permite ver las cosas con distancia, con una rotunda imparcialidad, con esa pátina que la lucidez le da a la realidad cuando no la ves desde un prisma translúcido del que sólo sabe seguir a su líder. Pasen y vean: millones de militantes que sólo persiguen el pensamiento único, que no vacilan en apoyar su "verdad", que primero dicen "espera, que voy a revisar lo que dice mi partido de esto, y entonces opinaré". Cánceres... Y luego están los votantes, esos a los que ni les iría ni les debería venir, pero que te defienden a capa y espada lo indefendible: "no, es verdad que dijeron eso antes de las elecciones, pero las circunstancias han cambiado y blablabla, es que si no, llegaba Franco pasado mañana y empezaba a inaugurar pantanos y entonces es el fin del mundo". Y líbrenme de no criticar también a los otros, porque: "es que sí, que robar nos han robado todas las generaciones de gaviotas, pero los del puño y la rosa más, y aunque a mí me engañen, sé que lo hacen de buen corazón, por España, mucho por España, por Dios y por don Santiago Bernabéu, que nunca llenarían todo de gays, lesbianas, moros, rumanos y okupas, y todos iríamos con un Lacoste anudado al cuello".

Espero que más o menos sepáis por dónde voy: los políticos siempre han tenido un claro objetivo, que es el de gobernar, caiga quien caiga, eso hay que ponerlo como premisa, y a partir de ahí entender que no todos han sido iguales, y por supuesto que los pasados tampoco han sido iguales que los de ahora, que son profundamente ignorantes y enormemente deshonestos, deberíamos haberlo visto. Bueno... algunos lo vemos con esa lucidez de la que he hablado antes, pero el 80% o más de la población está cegada y no sabe ni quiere verlo. ¿Podemos hacer algo el resto? No, y que una verdad así no te amargue para siempre la vida... ¿Podemos cambiar algo? No, ni matando ahora a Cánovas, a Vidal-Quadras, a Carrero Blanco o al propio César lo conseguiríamos, no sirve lamentarse, pero al menos nos queda esa especie de falsa autoridad moral, de falso creernos mejor que los demás, cuando llegan las elecciones y te das ese lujo de no votar, o de votar en blanco, o de no votar a ninguno de los partidos mayoritarios o incluso de votar a uno u otro para castigar al contrario... un lujo que ese 80% de la población no tiene, porque ya saben la papeleta que van a meter en 2026, en 2030, en 2050... y si la vida les dura, en 2100... para mí, triste es, ni más ni menos, pese a que puedan decir: "es que es una tranquilidad hacerse funcionario votante, porque no tienes ya que pensar en nada, que luego es un follón ir leyendo candidaturas y papeletas por ahí".

Y yo pienso... ¿si Pedro Sánchez dijera que va a ir casa por casa para llevarse a los primogénitos y matarlos, pasaría algo? Lo dudo... (y ojo, exactamente lo mismo decía yo de Rajoy hace unos años, para suspicaces, perspicaces y votantes mendaces).

Literalmente: estáis dejando que os denigren como personas pensantes, como seres racionales, porque estáis aceptando que os mientan y aun así les estáis defendiendo como si os fuera la vida en ello, porque os habéis creído vuestro propio síndrome de Estocolmo. No, ellos venderían a vuestra abuela para gobernar y les importáis un bledo, ellos no vendrán a sacaros las castañas cuando vengan a pelar también vuestras barbas remojadas, ellos sólo se sirven de los borreguitos que los votan para perpetuarse, para poder tener una profesión sin tener ni una sola habilidad, para tener un trabajo sin poseer ni una mínima cualificación, para reírse de todo y de todos mientras ponen caras... En eso, ni más ni menos, uno que yo me sé es el auténtico Maquiavelo, y los que le aplaudís, hacéis mucha gracia.

Y... algún día un tipo o tipa del tipo del gafitas gallego o la ricitos madrileña, derribará de nuevo el muro infranqueado de la izquierda y permitirá ese cambio de rumbo que a perpetuidad parecemos tener, esa alternancia decimonónica de la que no nos parecemos poder librar, y mandará a la oposición a los que ahora mandan, y volverán a servirse de todos nosotros, y volverán a engañar y a robar, pero aprovechándose ahora de la otra mitad que les votó, mientras echan bilis por la boca los que antes gobernaban con tranquilidad, los mejores, porque ambos bandos son los mejores.

Creo que por hoy está bien, bilis echada... es una rabia ver a España así, sin rumbo alguno, y ver el partido de tenis desde la barrera, y ver la cara del actor que les engaña con una sonrisa embriagadora, y ver los argumentos casi infinitesimales de los que le defienden. Y mientras, incluso los suyos empiezan a no creerse nada, y también, entremedias, a tantos todos nos da igual el Puigdemont, y nos importa un rábano que se tiren los trastos unos a otros en el Senado, el Congreso y los mentideros, porque lo que importan son las personas, y que haya trabajo, educación, sanidad y seguridad, de eso se tienen que encargar ellos, para que podamos vivir en paz los que vivimos en el mismo hogar que cada político español, y podamos hacer nuestros proyectos de vida con tranquilidad, hasta que el destino haga reventar todo, que ojalá no sea en mi generación, y por consiguiente tener: salud, dinero y amor.

Suerte, que la vamos a necesitar...

 

19 enero, 2024

Arqueología familiar

De esas que vas limpiando por la casa y te encuentras una moneda de cinco pesetas con una bailarina riojana, de esas últimas monedas doradas del estilo de los años 90, y piensas en la desaparecida persona que la dejó ahí y en qué exiguos manjares (como mucho chucherías) podría haber adquirido con ella.

De esas que un buen día cavas un agujero en la parcela para plantar un nuevo rosal y pinchas en hueso, en madera, en metal, y es una de esas cápsulas del tiempo que tu abuelo dejó ahí, con un cromo de la época, una chapa, un dedal, una noticia de periódico, varias fotos, flor disecada y una peonza, metidas en la tierra para aguantar ahí no sé sabe cuánto tiempo, y que finalmente no pasaron casi ni de 50 años.

De esas que te encuentras un viejo aparato de cassette en el trastero y lo consigues poner en marcha y resulta que trae dentro una cinta grabada por tu bisabuela cantando canciones de Jorge Negrete y hablando con alguien no identificado que quizá fuera tu bisabuelo.

De esas que en una carpeta que ibas a tirar aparece una libreta con un montón de frases inconexas en un idioma extraño que tu madre usaba de joven, y que quizá ahora podrían ser la clave para descifrarlo. 

De esas que un vecino llama a tu puerta con una fotografía de su tatarabuela, que por casualidad también es la tuya, y de ahí surgen varias visitas en las que compartís mucha información familiar con ese primo tercero que no está realmente tan lejano a ti.

De esas que vas a enseñarle a tu sobrino cómo escuchaban música los de tu generación, y cuando abres el walkman resulta que hay dentro un papel doblado que resulta ser una especie de carta que tu yo de hace muchos años escribió a un importantísimo literato.

De esas que abres un libro que lleva en tu casa desde siempre y aparece la esquela de una tía-abuela, que probablemente nadie recuerda ya, y que murió hace casi 100 años.

De esas que rebuscas al fondo del cajón y aparecen un viejo abridor de nueces y un utensilio para hacer flores dulces de semana santa, que seguramente usó tu madre y también tu abuela  

 

De esas que una prima segunda te cuenta que ha encontrado en la casa de su madre una cinta de vídeo en la que aparece el nombre de tu padre y que se grabó cuando él tenía 5 años.

De esas que en el viejo granero de la casa que se va a derribar en unos meses, aparece una maleta de madera con la ropa de tu bisabuelo y unas cartas que había enviado a la familia durante la guerra. 

De esas que le das la vuelta a un espejo con cierta solera y encuentras escrito con rotulador el nombre de tu abuelo porque se lo había encargado al carpintero en su momento.

De esas que al cerrar para siempre el negocio familiar empiezan a aparecer cosas alucinantes, textos, fotos, grabaciones, facturas, etc..., que tras 100 años de vida habían ido acumulándose en aquel antiguo local.

De esas que encuentras el nombre de tu tatarabuelo en un libro de historia, el del tatarabuelo de tu tatarabuelo en un anuario del Comercio del siglo XIX, el de su tatarabuelo en un estudio sobre el Catastro de Ensenada de 1752, el del tatarabuelo de este otro en un padrón de vecinos de 1657 o incluso el del tatarabuelo de este último en un pleito entablado por un aspirante a hijodalgo ante la Real Chancillería de Ciudad Real a finales del siglo XV... 

Los encuentras todos y muchos otros, los ves, los lees, los escuchas, te sientes representado, te asoma una sonrisa, un suspiro, un pensamiento, una reflexión, los sientes tuyos y tan cercanos como siempre y como nunca, y francamente te encuentras contento por haber rescatado algo así para la memoria, tuya, pasada y futura, como si de un verdadero arqueólogo se tratase, con algo más importante todavía que la historia general del mundo: la de tu propia familia.

13 enero, 2024

Adiós al último de los grandes: Beckenbauer

Será la llamada crisis de los cuarenta, o quizá de los cincuenta, quién sabe, pero es en estas épocas en las que uno puede ya echar la vista atrás porque no sabe si echándola adelante lo hará muy lejos. 

Total, que pensaba estos días que yo crecí en un mundo, en un planeta azul, en el que Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona estaban vivos, y también los "quinto Beatle" Beckenbauer y Bobby Charlton. Incluso los mejores de España a nivel histórico lo estaban: Amancio, Gento, Zarra, César, Aragonés, Ramallets, Kubala o Luis Suárez.

Hoy, bastantes años después de aquellos en los que yo crecía, todos ellos han desaparecido para siempre, sin más, quedando en el recuerdo, en un gran y mítico recuerdo, pero sin que podamos ya ir a preguntarles nada sobre su gloria, pudiéndonos agarrar sólo a unos "blanquinegrinos" vídeos en los que las respuestas van a ser ya siempre las mismas, las que dieron en su momento... Toda esa gloria permanecerá siempre, pero no es lo mismo ver aquellos viejos partidos sabiendo que hoy siguen entre nosotros, como no es lo mismo ver una película sabiendo que los actores no existen o una canción, pintura, escultura... sabiendo que tal o cual artista ya nunca podrá repetir o intentar repetir algo parecido.

Un escalofrío te recorre al planteártelo, al pensar que todos estaban a la vez en ese mundo contigo y hoy ya no lo están, parecido a cuando ves aquellos vídeos de los Lumiére, aquellas fotos de primeros del siglo XX, esas películas en blanco y negro en las que ni podemos agarrarnos ya a pensar "bueno, al menos los niños sí pueden seguir vivos", porque no...


 

Esta semana se fue para siempre Franz Beckenbauer, casi de la misma quinta de muchos de ellos, pero que recordaba mucho más joven que tantos, y lo era, pues no llegó siquiera a los 80. No va esta entrada de él, pues es una excusa, pero fue claramente el mejor futbolista alemán de la historia, y uno de los 10-15 mejores a nivel mundial, siendo también uno de los 5 mejores defensas, esto último sin discusión alguna. En cierta manera nos empieza a dejar ya huérfanos del todo a aquellos niños que crecimos conociendo todos esos nombres de glorias que acababan de retirarse y que seguían resonando. Nombres como los del Torpedo Müller, Lev Yashine, Bobby Moore, Eusebio, aparte de los antes comentados...

Es básicamente lo mismo que para un niño nacido en el 2000 que escuchara nombres recién retirados como Zidane, Romario, Stoichkov, Bergkamp, Batistuta, Matthaus, o españoles como Luis Enrique, Zubizarreta, Hierro, Guardiola, Butragueño, Julio Salinas... Para ese niño o niña, serían grandes glorias que aún resonaban y cuya ascendencia conocía, lo mismito que para ese crío del 2020 para el que Xavi, Cristiano Ronaldo, Messi, Luis Suárez, Iniesta, Griezmann, Neymar, Casillas o Ronaldinho no son más que viejas glorias, en un paso inexorable del tiempo exactamente igual que el que a mí, niño de los 80 me ha hecho perder a muchas de esas glorias de los 60 y 70.

No hice en su momento un artículo similar al de los actores, para los futbolistas, pero básicamente sería lo mismo que ya hice en su momento para los viejos actores españoles que ya se nos fueron todos y recientemente para los extranjeros, que ya han comenzado a irse y lo habrán hecho del todo en una década.

La rueda nos dice que los que un día son "los grandes" o "el último de los grandes", obviamente son sustituibles con el tiempo, y para las siguientes generaciones también se irá un día "el primero de los grandes que nos deja", sin que ni siquiera sean conscientes de que algún día hubo otros grandes antes de nacer los actuales.

Hubo un Hollywood en blanco y negro, glorioso y celuloso, y hubo también un fútbol premundiales que se jugaban con balones que destrozaban las cabezas y sin cambios ni tarjetas, y en todos ellos hubo grandísimas glorias, quizá con muchísima más repercusión que las actuales, y habrá otro fútbol y otro Hollywood a finales del siglo XXI que casi no recuerden ya todas esas estrellas actuales, y mucho menos las de principios del XX, nueva ley de vida.

Y así, despidiéndome del 'kaiser', el reinventor de la posición de 'líbero', el que ganó mundiales como jugador y entrenador y lo fue todo en el Bayern de Munich, recuerdo de nuevo con un artículo de crisis de los cincuenta que algún día nuestros grandes y nosotros mismos también seremos los homenajeados. Hasta entonces, gloria a esas nuestras glorias, pasadas, actuales y por llegar.

08 enero, 2024

Para mi año menos prolífico, y sin que pase nada

Esta es mi primera entrada del año, y ya sé que va a ser el año en el que escriba menos artículos en el blog. No es que sea muy listo o muy clarividente, es porque si tenemos en cuenta que las escribo yo, y que hace un tiempo fui consciente de que con el paso del tiempo para mantener la misma frecuencia debería escribir (paradójicamente) más espaciadamente; haciéndolo así, lógicamente va a ser el año con menos posts, y no pasa nada, claro que no.

También, seguramente, es el año en el que más tarde he escrito por primera vez, ya que la mayor parte de ellos escribía nada más empezar el repaso del año acabado; de nuevo: no pasa nada...

Probablemente haga alguna de esas series machaconas de los Juegos Olímpicos o incluso la Eurocopa, o quizá no haga ninguna; pero no pasa nada...

Y si tengo en cuenta las cifras, sería normal que el total de artículos anduviese por los 50, que tampoco está mal; y que de nuevo no pasa absolutamente de la nada.

De hecho, hoy llevo ya andados unos 2000 pasos entre la casa y la calle, y por supuestísimo: no pasa nada, ni pasaría aunque no hubiera andado ninguno o cien mil (aunque en ese caso estaría cansado).

Este año es probable que me cambie de casa, es probable que publique un libro y es posible que sea padre de nuevo, y todas a la vez podrían ser susceptibles de no ocurrir jamás; y exactamente, no pasaría nada.

Este año podría dejar mi trabajo, podría comprar una nueva vivienda, podría dejar para siempre algún hábito nocivo, y todas a la vez podrían no cambiar en todo el año; y no, nada de nada...

Este año, a todos nosotros podría no pasarnos absolutamente nada de nada, y efectivamente, ya me habréis adivinado el final: no, no pasaría en absoluto nada de nada, ni el tiempo diría, fíjate...

Este año a algunos les cambiará la vida para siempre, y tampoco pasará realmente nada, porque a otros les habrá cambiado incluso más, y a unos otros todavía más y más y más...

Este año es ilusionante y motivamente, es bisiesto y par, y por ello debería encorajinarnos y hacernos tomarlo a tope, sin tener por ello que hacer nada en concreto, salvo vivirlo como se merece; y viviéndolo o no, tampoco es que pase nada...

Y así, pasando pasando se me ha pasado esta pequeña entrada de apertura del año en la que efectivamente, como poco a poco habéis ido adivinando: no digo nada, y por ello y por consiguiente tampoco aporta nada; y no pasa, absoluta y francamente: nada de nada