03 febrero, 2014

¿Y a mí, quién me lleva las estadísticas?

Deportista aficionado que correteas por los montes, que le pegas patadones a un esférico de cuero en terruños, que pedaleas por las cordilleras, que tiras a canastas sin red, que mueves tus peones, que aceleras en los karts, que juegas al parchís, que practicas tu saque...

¿Nunca has pensado cómo sería tu vida si alguien te llevara las estadísticas? ¿Por qué a Nadal sí le contabilizan los errores no forzados y a ti no? ¿Es que él es más que tú?

Imagina si tuvieras a alguien contabilizándote mientras disfrutas de tu deporte preferido:

-Sabrías tu porcentaje de tiro mientras juegas tu pachanga semanal al baloncesto, a la misma vez que tus puntos de valoración.

-Conocerías tu porcentaje de primeros saques, golpes ganadores y puntos conseguidos al resto cuando juegas tu partidillo semanal de pádel.

-Conocerías exactamente el tiempo que le sacas a ese 'globero' que acabas de adelantar hace un rato mientras subes en tu bici por los cerros.

-Sabrías cuántos movimientos llevas hechos en tu partida de ajedrez con tu sobrino.

-Podrías saber el número de pases acertados y asistencias de gol que llevas en el encuentro de futbito.


Sería divertido, pero es muy difícil hacerlo mientras te concentras para jugar. Alguna vez intenté contabilizar mi valoración en una pachanga de baloncesto, animado por la fama de conseguir bastantes cosas positivas sin tener que anotar, pero nunca podía más allá de la segunda o tercera jugada.

Hoy intenté contar en mi partido de tenis, el número de ganadores y errores no forzados míos y de mi rival, pero también fue imposible...

Hasta que tengamos cada uno alguien qué nos cuente, un perro que nos ladre, todas esas estadísticas gloriosas de nuestras pachangas, seguirán perdiéndose para siempre, lejos de la memoria.

Eso sí, queridos amigos, algún día os digo yo que todos tendremos alguien que nos contabilizará las estadísticas (aunque sea una aplicación Android, claro...).


PC: Tuve un "paquete" entre mis manos, pero no llegué ni a coger un cigarrillo.

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