21 mayo, 2020

Caramelos y mi teoría del cinismo, valores y solidaridad

Pongámonos en situación de un experimento sociológico: situamos en una sala a 10 niños de corta edad escogidos aleatoriamente, en el centro de la sala hay una mesita encima de la cual hay una cesta con caramelos, les decimos que vamos a salir de la sala y van a quedarse solos un rato, pero que bajo ningún concepto deben coger caramelos, claramente la cesta tiene tantos caramelos que no se va a notar si alguno de ellos coge, y claramente los caramelos están buenísimos y los 10 niños han sido escogidos con la única premisa de que les gustan los caramelos...

La teoría nos dice que podremos extrapolar perfectamente el comportamiento futuro de los niños cuando sean adultos, a partir del comportamiento que vayan a tener en los próximos minutos respecto de coger o no caramelos, de cuántos caramelos coger, de si intentan negociar o convencer a los demás, de si intentan disuadir para que no cojan y de en qué puesto acaban cogiéndolos finalmente.



Ni que decir tiene, que los que estos pasados días de confinamiento se lo saltaban haciendo lo que les daba la gana, de pequeños eran los primeros niños que cogían caramelos. De hecho, yo diría que no podemos fiarnos en absoluto de los 2 primeros niños que cojan caramelos, por mucho que el buenismo y el 'coaching' y los 'Recursos Humanos' actuales les traten de 'líderes'. A partir de ahí, desde el tercero al sexto más o menos, entraría la población normal, esa que en cuanto ve que los demás se relajan y cogen, pierden sus valores inmediatamente. Esos son los que tienen unos principios, pero si hace falta pueden tener otros. Mucha de la gente que vemos saltándose leve pero patentemente el confinamiento, son ellos, aunque nunca serán los primeros.

Después tenemos a los niños que cogen en séptimo y octavo puesto, que podríamos llamar "los prudentes", que son esos que siempre suelen seguir las reglas y nunca se las saltan salvo justificadas ocasiones, y siempre con miedo de que les pillen. A pesar de eso y de ser un poco "tontos", no son "tontos del todo", por lo que aun así acaban participando.

Finalmente tenemos a los dos últimos niños, que probablemente incluso no van a coger ningún caramelo. Uno de ellos porque es "tonto de remate", un "asustica", un "enfermo social" o cosas así, que jamás cogería por miedo a él mismo, a los demás e incluso a los propios caramelos, y que siempre pensará que hay gato o trampa encerrada. El otro tiene unos principios tan férreos que son irrompibles y sabe evadirse para olvidar la necesidad primaria de coger los caramelos.




Así, tan fácil de explicar es la naturaleza humana y la naturaleza y comportamiento de nuestra sociedad y de los que formamos parte de ella.

Sí, la gente evade impuestos, se salta las señales y semáforos de tráfico, es racista y xenófoba, incluso homófoba, antepone su bienestar al de cualquiera aunque lo tenga que pisotear y se ríe de ello. Esa gente ya cogieron caramelos de sobra. Otra gente simplemente les sigue y se cree con derecho una vez se abre la veda. Los demás esperan asustados hasta que casi sea tonto permanecer a este lado de la legalidad. Los tontos del todo se aguantan y simplemente se hacen un ovillo, quizá conscientes de que a ellos no les pasará nada malo, pero ni siquiera a salvo de ello en sus amedrentados pensamientos.


¿Y tú, qué niño eres? No querría hacer este artículo muy personal, pero yo no estoy entre los cinco primeros niños, creo que soy el séptimo más o menos, pero habría que verme. Quizá uno tienda a sobrevalorarse o infravalorarse, podría haber una teoría al respecto, y quizá en media todos nos valoremos 2 puestos más abajo de lo que realmente somos, quizá todos somos ese primer niño que robó los caramelos... o no, quizá no.


Luego estarían las variantes del experimento, que añaden crueldad, cooperación social, negociación o cosas así, por ejemplo:

Variante 1:

Cada niño está solo en una sala donde tiene un dispensador de caramelos que si pulsa un botón expenderá un caramelo. Aquí lo que se trata es de ver cuánto aguanta cada uno, pero evitando las miradas acusadoras de los demás. Es cuestión de tiempo que el primero coja, y así todos los demás. En este caso eliminamos una variable del experimento inicial y es la de la vergüenza, ya que quizá los últimos que cogieron no lo hicieron antes por vergüenza.


Variante 2: 

Estando todos en la sala, se les dice que si ningún niño coge, todos recibirán un caramelo cuando vuelva el adulto. La cesta está igualmente llenísima, no se notaría si se coge alguno. A pesar de que parece fácil de mantener porque habrá premio para todos, podemos estar seguros de que irán cogiendo en el mismo orden que el experimento inicial. Aquí lo que hemos añadido es un nivel más de auto-presión, porque por ejemplo los 2 últimos saben que todos han cogido y que por tanto ya no recibirán un caramelo cuendo vuelva el adulto... eso probablemente les haga coger también, al menos al "más tonto", mientras que el totalmente "íntegro", a lo mejor no lo hace, pero a riesgo de quedarse sin nada.




Variante 3:

Mezcla de las dos anteriores, cada niño está solo en una sala donde tiene un dispensador de caramelos que si pulsa un botón expenderá un caramelo. Se les dice que si ningún niño coge, todos recibirán 3 caramelos (más que antes para que el premio de esperar merezca la pena). Aquí lo que se trata es de ver cuánto aguanta cada uno, pero haciéndoles pensar qué habrá pasado con los demás. Es decir, les hacemos presuponer a todos si los demás serán buenos o malos, si se aguantarán o no, y en cierta manera sería un experimento para ver cómo valoramos unos seres humanos la integridad moral o la solidaridad de los demás.

Probablemente los 2-3 primeros igualmente vayan a coger, esos son a los que les da igual los demás, como ya hemos dicho solo piensan en ellos, y no son de fiar. Sin duda los 3-4 últimos no cogerán por miedo a no conseguir esos 3 caramelos y en general porque seguro que tienen buen concepto del ser humano. El resto, dependerá de cada uno, algunos cogerán por tener mal concepto de los 2-3 primeros (y obviamente por ser más espabilados y saber más de los golpes que da la vida), y otros esperarán, porque aún confían erróneamente en el ser humano (no lo olvidéis, en toda sociedad existen los "2 primeros niños que cogen de la cesta", como consejo, tenedles siempre presentes cuando habléis de civismo y solidaridad, porque aunque el 80% cumpla, habrá que manejar esa maldad filtrada del 20%, que puede hacer hundirse nuestro proyecto.)




Variante 4: 

La cesta no está tan llena, de hecho sólo hay 20 caramelos. Los niños van a pasar en fila por un pasillo donde está la cesta y pueden coger los que quieran, pero al pasar deberán decir cuántos han cogido. Escogemos el orden de modo que los niños "más valientes" irán primero y los más miedosos o que han cogido los últimos en las variantes anteriores irán al final.

Una opción es tener de compinche al primer niño, que dirá que ha cogido 6, aunque no haría falta.
Es probable que para no ser mucho menos, el siguiente coja 5, el otro unos 4, luego 3, luego otro cogerá 2...  En un momento, quedarán menos caramelos que niños por restantes...  Al salir, podemos ver si hay solidaridad, si el de 6 y el de 6 aportan alguno de los suyos para los niños que se quedarán sin nada... Realmente lo esperable es que los niños que cogieron 1 solo caramelo, repartan con los que se han quedado sin nada (no lo dudo), ya que pensando en cómo es el mundo adulto, los que cogieron más no querrán perder su status dando su parte... como la vida misma. Añadimos así toques de cooperación social, capitalismo, etc...

Ojo, dependiendo de cómo escojamos al tipo de niños, podrían darse muchas sorpresas, como la cooperación, de modo que todos acuerden coger 2, la austeridad, de modo que los primeros van cogiendo solo 1 ó 2, y al final los 3 últimos niños se dan cuenta de que quedan 8-9 caramelos aún (genial para ellos, aunque también puede que dejen con 1 solo al último, sería un buen toque final).


Variante 5:

Calcada a la anterior, pero totalmente configurable, los niños no saben cuántos caramelos ha cogido el de antes, ni cuántos había en la cesta, de modo que podemos ir modificando a nuestro gusto cuántos caramelos van quedando en la cesta para ir haciendo pruebas, por ejemplo:

-A los 5 primeros siempre les mostramos una cesta con 20 caramelos  (en buena lógica todos cogerán muchos, pero es muy probable que esa sensación de "no dañar el bien común" al haber todavía 20 caramelos hará que el 4º y el 5º probablemente cojan un número similar o mayor al de los primeros, cosa que jamás habrían hecho de ver que quedan menos).

-Al 5º, 6º, 7º, 8º les mostramos una cesta con 10 caramelos (mismo caso que el anterior, al quedar aún tantos caramelos, es probable que 7º y 8º cojan muchos más que antes, además añadimos un toque de "ansia", porque estos dos últimos verían una cesta aún con muchos caramelos y pocos niños por pasar, así que probablemente cojan hasta más que los 2 primeros niños de la fila, curioso eso, que explicaría que quizá no seamos tan distintos en realidad y sólo sea cuestión de "que no nos vean")

-Al 8º, 9º les mostramos una cesta con 5 caramelos (aquí ellos deberán decidir claramente cuántos caramelos se lleva el último, y veremos cuánto de solidarios son, incluso llevándoselos todos, que podrían hacerlo perfectamente).


En fin, que como se suele ver, no somos tan distintos adultos de niños, y por desgracia cuando se habla de solidaridad, valores, cinismo, etc... quizá no vale lo de "confiemos en la buena voluntad de la gente", porque los 2 primeros niños siguen entre nosotros estos días saltándose el confinamiento para tirar de los demás y que estos lo hagan también...


#QuédateEnTuTérminoMunicipalSiEstasEnFaseCero
o
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