17 diciembre, 2020

A los que no quiero que me sigan leyendo

Este es el típico "post malafollá" que en todo blog hay, en uno de esos días malos que cualquiera puede tener y en los que es capaz de mandar a todo el mundo a paseo, literalmente y como diría mi admirado Fernán Gómez: "a la mierda".

No quiero continuar sin decir que agradezco a todos mis buenos lectores que sigan aquí tras tanto tiempo, a gente conocida, querida y no odiada a partes iguales, por favor, no os vayáis, esto no va por vosotros, y si alguno tiene duda que me pregunte.

Dicho esto, y tras tantos años teniendo la bitácora, me pregunto qué habrá sido de la mala gente que algún día pudo saber de la existencia de este blog, y que años después aún de vez en cuando me echa un ojo. ¿Realmente somos tan cotillas las personas? Sí, eso y más. De hecho es más probable que si alguien te sigue leyendo al cabo de 100 años, ese sea un enemigo, porque nadie sino alguien que te odia o a quien le caes mal puede tener tanta fijación por ti (salvo el típico ex o enamorado platónico obsesionado, que eso ya rozaría la enfermedad).

A todos esos, gente que me trató mal en el pasado, gente que extrañamente cambió su forma de ser conmigo o los míos, que nos hizo daño a sabiendas, que fue tremendamente cruel o desconsiderado y aún no ha pedido perdón, que me dejó de hablar para siempre por culpa mía o ajena, a todos esos os digo: por favor, dejad de leerme de una vez, no os debería interesar tanto, hay mucha vida propia más allá de los odios, las filias, parafilias, fobias y hipopomostroesquipedaliofobias (escribiéndolo bien, el miedo a las palabras largas). 

Sinceramente, no me siento cómodo escribiendo tantos años sabiendo que me leéis, y obviamente escribiendo esto lo único que voy a conseguir es más interés, claro, es vuestra inevitable naturaleza aviesa que no os permite dejarme para siempre, olvidar vuestra obsesión y curiosidad, pero aun así, insisto por si acaso: tanta gloria llevéis como descanso dejaréis, hasta siempre, ob-buar (au revoir, vamos), ofbidersen (aufwiedersen, vamos), sayonara ([aquí irían caracteres en japo]), el mundo será un lugar mejor si dejáis de entrar en este blog, de leerme, ni yo ni mis buenos lectores se merecen que sigáis apareciendo por aquí.

Y alguno pensará si no he probado a borrarlo todo y ya está, pero no es lo que quiero, quiero seguir; y alguno dirá que mejor cambiar la dirección URL, que ya no la tendrán, pero pueden reencontrarlo en los buscadores; y alguno dirá que podría intentar restringir por IP, pero no es fácil saber de dónde vienen; así que no, son ellos los que han de irse, es de justicia.

En fin, pues hecho el manifiesto y dado que enfadados y heridos muchos se habrán largado, ya quedamos sólo los contados, los buenos: "síganme los buenos" que diría aquel.  Y aquí termina esta "versión malafollá", tranquilos, no la volveréis a leer en términos parecidos. :)

 

Por Cierto: Si os preguntáis qué tipo de cosas me ha hecho esa gente tan mala, pues os lo diré, es gente que ha maltratado a los míos, que ha insultado o menospreciado a mi familia, a mis amigos, gente que me ha robado dinero, gente que me ha robado las cartas del buzón, gente que ha cometido delitos para quedar por delante de mi gente, gente que no va de frente, gente que ha intentado matar a los míos, gente que ha conspirado con otra gente contra mis conocidos, gente que no ha dejado de molestarme pese a habérselo dicho, gente envidiosa, gente corrupta, gente avariciosa, gente iracunda y gente soberbia (no considero que perezosos, lujuriosos y gulosos sean peligrosos). Si sois alguno de ellos, probablemente os interese dejar de leerme. Mientras tanto, me voy a celebrar tranquilo la Navidad, ¡lejos de vosotros!

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