10 febrero, 2021

Baudelaire y los posts sesudos

Desde siempre he tenido pendiente hablar de Baudelaire en esta bitácora, pero no me he atrevido hasta hoy por miedo a ser pedante, repipi, marisabidillo o repelente niño Vicente, incluso redicho, petulante o sabihondo.

Creo que ha llegado el momento de ello: de hablar de Baudelaire, pese a que jamás he leído dos frases o versos escritos por este gran artista francés del XIX, que eso sí sabía que lo era por si lo preguntan en algún programa de cultura general (que para eso sirve la cultura general muchas veces), o quizá sí que lo he hecho sin ser consciente de ello, a saber...

Es verdad que podría haber intentado hablar de los Sartre, Camus, Dumas, Rimbaud, Proust, Benjamin y a saber cuántos más, pero igualmente parecería presuntuoso o demasiado lejano a lo habitual en este blog, así que no, sólo hablaré de Baudelaire.

¿Qué sabemos de Baudelaire? Pues que se pronuncia Charls Bodeler, que los franceses son muy suyos a la hora de pronunciar vocales, y que escribió alguna obra interesante como "Las Flores del Mal", siendo uno de esos poetas de vida disoluta tan habituales en aquellas fechas. Tuvo influencia de Teófilo Gautier, al que conocí en 2006 por tener una calle en Granada, y tradujo muchas obras de Allan Poe. Total, que quizá deberíais/debería leer alguna de sus obras, todo se andará.


 

En fin, muchas veces somos frikis de algo, nos gusta un determinado juego, escritor, músico, canción, artista o 'influencer', que no es muy conocido y del que si preguntáramos en la calle a 100 personas, sólo le sonaría a algunas, casi sin ser capaces de añadir nada más. Es lo que a más de uno le puede pasar con Baudelaire, y con varios de los que comenté antes, como el Dimá, el Camí o el Rimbó, cosas del francés, como decía antes.

Es de petulantes dedicarse a hablar de ellos como si fuera normal conocerlos, no, somos unos frikis de ello y hay que entenderlo, tendremos carencias en otras áreas del conocimiento, tan extenso como infinito e imposible de abarcar, así que envainémonosla porque jamás podremos ser como los sabios de antaño, donde el conocimiento sí era algo más abarcable por la insignificancia de un cerebro humano. Hoy no, hoy ni en internet... el conocimiento es exagerada y endiabladamente inabarcable para todo ingenio procedente de nuestros ínfimos cerebros. Total, que no os las deis de listos porque carecéis mucho más de lo que podáis presumir.

Así, claro que podéis hablar de vuestro gusto o hobbie friki, pero sin pretender que los demás os aplaudan por ello o se admiren de tamaña hazaña, no, si os gusta un Baudelaire cualquiera, ¡claro que podéis decirlo y pontificar sobre ello, evangelizar!, pero no os hagáis los listos, porque no hay nada más patético que ser el que "no sabe que no sabe", mejor un "sólo sé que no se nada", creedme. En cualquier caso, siempre es importante compartir el conocimiento porque no sabemos a quién le vamos a descubrir todo un apasionante mundo.

Total, que debo ir acabando este artículo sobre mi admirado Charles Baudelaire, simplemente dejando una de sus estrofas, de esas que escandalizaron en su tiempo, y que hoy en día en la sociedad tan mojigata y "cogeconpapeldefumar" que tenemos, aún más escandalizarían, así somos, así nos verán.

 

«La mujer, entre tanto, de su boca de fresa
Retorciéndose como una sierpe entre brasas
Y amasando sus senos sobre el duro corsé,
Decía estas palabras impregnadas de almizcle:
«Son húmedos mis labios y la ciencia conozco
De perder en el fondo de un lecho la conciencia,
Seco todas las lágrimas en mis senos triunfales.
Y hago reír a los viejos con infantiles risas.
Para quien me contempla desvelada y desnuda
Reemplazo al sol, la luna, al cielo y las estrellas.
Yo soy, mi caro sabio, tan docta en los deleites,
Cuando sofoco a un hombre en mis brazos temidos
O cuando a los mordiscos abandono mi busto,
Tímida y libertina y frágil y robusta,
Que en esos cobertores que de emoción se rinden,
Impotentes los ángeles se perdieran por mí.»

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