07 abril, 2020

Primeras veces, en cuarentena

Dicen que el tiempo pasa más despacio cuando nos aburrimos, cuando estamos en rutina, y que pasa más rápido cuando vivimos nuevas experiencias. Por contra, una vez pasado, parecería un suspiro cuando recordamos un tiempo aburrido, pero una cierta cantidad cuando recordamos un tiempo de nuevas experiencias.

Es decir, a la larga compensa haber vivido experiencias nuevas porque al recordarlas nos parece haber vivido más.

Bien, no tiene tanto que ver, pero en este periodo de cuarentena que estamos viviendo, aún sin saberse su fin, para muchos la vida se ha convertido en una rutina desgarradora de dormir, desayunar, trabajar unas horas, ir al baño entremedias, preparar la comida, comerla, descansar medio de siesta, ver noticias, ver el Sálvame, ir entremedias al baño, merendar, aplaudir, seguir viendo el Sálvame, hablar por whatsapp, llamar a algún familiar, cenar, ver alguna serie y a dormir... Sí, muchas cosas, pero repetidas una y otra vez conforma una bonita rueda rutinaria, lo ideal para que al llegar mayo no sepamos ni tengamos la más remota idea de qué demonios pasó en marzo y abril para que la semana pasada estuviéramos en febrero y hoy en mayo.

¿Y si lo cambiamos un poco? ¿Y si nos fijamos en qué cosas distintas hemos ido haciendo? Esas cosas serán las que luego recordemos, más allá de toda la rutina aburrida.

En mi caso ha habido varias, resumo algunas, por qué no. No me gusta hablar de mi libro, no suelo, pero a veces porque me da la gana, así lo hago.

Recuerdo experiencias magníficas, como aquel día que Ememe me peló en el balcón, a la vista de toda la ciudad (vamos, a la vista de los canis que pasaban con el coche a toda pastilla, los autobuseros solitarios y los canes paseadores de humanos), con la nublada luz del sol a punto de caer por los edificios de enfrente, con la bucólica música de la flauta celta virtuosa de unos lejanos vecinos, con la música verbenera de un bloque cercano que montaba una tómbola, un veo-veo y música de baile para regocijo de todos sus vecinos y enteramiento de los que andamos cerca, incluyendo coches de policía que pasaban y les tocaban la sirena. El pelo cortado casi al cero, al caliente sol que contrarrestaba la fría brisa de ese primer día de cambio de hora, algo repetible cada día, algo que jamás había hecho, algo inolvidable.

Recuerdo aprovechar el descenso brutal del tráfico para leer en la terraza, con el ya potente sol de primavera apretando sobre las plantas recién brotadas, vástagos en busca de renovación futura de nuestro jardín, protegiéndome bajo una columna mientras me deleitaba con viejas historias en inglés que había leído hace más de 20 años por última vez. Otras veces deleitándome con poesía de paisanos, siempre paladeando los ruidos naturales de la calle, más allá de lo que otrora eran tubos de escape que ahuyentaban el oxígeno, ruidos de ruedas y bielas, ahora sonidos de árboles, de pájaros, de perros paseando incluso, brisa en las palmeras y los cipreses, ambiente que evoca a las musas y casi llega a anirmarme a lanzarme también a la creación lírica...



También para devolver lo primero que comenté en cuanto a lo que sabemos de que las peluquerías están cerradas, tuve que echarle el tinte a ememe días después, lo que en sí no es una experiencia onírica como lo que comenté de leer en la terraza, pero al fin y al cabo, las experiencias siempre cuentan, y como una primera vez que es, así la cuento. Eso sí, la próxima vez esperemos que puedan hacérselo las profesionales, porque menudo estropicio... Es broma, está magnífica...

Ya en cuanto a la parte friki deportiva, tengo mi pequeña rutina que consiste en unos 35 'lunges' o zancadas, seguido de algo menos de un minuto en 'plancha', 10 repeticiones de pesas de brazos, un minuto de 'frog pump' o elevación de cadera, seguido de otras 10 repeticiones de pesas de brazos, otro minuto de 'frog pump', y finalmente 10 vueltas corriendo deslizando los pies a un circuito por la casa. No es gran cosa pero por hacer la gracia de seguir haciendo ejercicio, que no son los 40 kilómetros en bici que debería estar haciendo estos días pero algo es algo, y como hablaba de primeras veces, pues sí, es la primera vez que corro en casa, como tanta gente estos días.


En fin, situaciones únicas en esta vida que se podrían repetir las próximas semanas, que sólo hubieran sido posibles en esta situación, y que por tanto nos llevan a un "aprovecha lo que tienes, y si la vida te da aguacates, haz guacamole".

Como ya sabemos, el confinamiento se amplía dos semanas más (serán 6 en total, de momento, y para la mayoría de entendidos, hará falta otro periodo más hasta llegar a las 8 semanas como mínimo), así que no lo olvidéis, disfrutad de lo que tenéis, y #QuédateEnCasa

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