Este abril que nos robaron
En la posada del fracaso donde no hay consuelo ni ascensor
el desamparo y la humedad comparten colchón.
Y cuando por la calle pasa la vida como un huracán
el hombre del traje gris saca un sucio calendario del bolsillo.
Y grita:
Quién me ha robado el mes de abril
Cómo pudo sucederme a mí
Quién me ha robado el mes de abril
Lo guardaba en el cajón donde guardo el corazón
La chica de BUP casi todas las asignaturas suspendió
el curso que preñada aquel chaval la dejó.
Y cuando en la pizarra pasa lista el profe de latín
lágrimas de desamor ruedan por las páginas de un bloc.
Y en el escribe:
Quién me ha robado el mes de abril
Cómo pudo sucederme a mí
Pero, quién me ha robado el mes de abril
Lo guardaba en el cajón donde guardo el corazón
Quién me ha robado el mes de abril
Lo guardaba en el cajón, donde guardo el corazón
El marido de mi madre en el último tren se marchó
con una peluquera veinte años menor.
Y cuando exhiben esas risas de Instamatic en París
derrotada en el sillón se marchita viendo Falcon Crest
Mi vieja, y piensa:
Quién me ha robado el mes de abril
Cómo pudo sucederme a mí
Quién me ha robado el mes de abril
Lo guardaba en el cajón donde guardo el corazón
Pero, quién me ha robado el mes de abril
Cómo pudo sucederme a mí
Quién me ha robado el mes de abril
Lo guardaba en el cajón donde guardo el corazón.
Quién me ha robado el mes de abril
Lo guardaba en el cajón donde guardo el corazón...
Aplicable sólo a desamores, a encarcelamientos, a graves convalecencias como la que el propio Sabina tenía este año tras su accidente y derrame, e incluso a pérdidas definitivas, a mala suerte en general, a un destino esquivo. Esta canción tiene mucho para interpretar, pero francamente en estos momentos parece claro que a medio mundo, a toda España, nos han robado el mes de abril y no sabemos por dónde nos ha venido, cómo pudo pasarnos, cuando éramos felices, ricos, poderosos e infalibles.
Un mes que para muchos era el último abril, que para otros era uno de los últimos, y para otros simplemente uno más, desechable y permitible, aunque igualmente sin retorno. La canción es de 1988, ya ha llovido, y es una de esas imprescindibles de un Sabina que casi se nos va este año tras un accidente en un concierto. Este abril es una equis en nuestra vida, en nuestro calendario, en nuestra alma diría, incluso, acontecimientos, pequeñas cosas que para siempre se van a quedar sin hacer, que volverán quizá en mayo, en junio, pero siempre diferentes. Quizá este mes de abril imaginario se nos quede a todos en el cajón, ahí donde guardamos el corazón... Ahora, sólo esperemos que sea el último mes que nos roban, ahora y para siempre.
#QuédateEnCasa
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