Diecisiete años al aparato
Aquí estoy como cada principio de abril para felicitar/felicitarme por cumplir un año más de bitácora. Como siempre, quién sabe si será el último, pues amenazada está de extinción por culpa de la falta de tiempo del autor, de la llegada de la Inteligencia Artificial que escribe más y mejor, del pasar totalmente de moda, o de cualquier denuncia que pudiera llegar el año que viene al cumplir los 18, y es que este va a ser el último año de minoría de edad, por lo que cualquier calumnia, difamación, desfalco, robo con alevosía o acusación vertida que pudiera derivar en una denunca, he de hacerla ahora, o callar para siempre.
Total, que como hice los últimos 16 años (1 año, 2 años, 3 años, 4 años, 5 años, 6 años, 7 años, 8 años, 9 años, 10 años, 11 años, 12 años, 13 años, 14 años, 15 años y 16 años), hoy esta bitácora está de fiesta, porque un buen día de esta primera semana de abril hace la tira de tiempo, la lancé al mar, perdiéndola para siempre, haciéndola vuestra, de todos, de nadie, para no volver a mis manos, cumpliendo su sueño de viajar hasta los más recónditos rincones del infinito, cumplido está.
Ha llovido mucho, como se suele decir, y lo que queda, aunque este año y
los dos anteriores se pueden juntar en una botella de litro y medio. En
cualquier caso, sí, felicidades a todos y todas y todes los que me
seguís y seguós y segués, muchas gracias y nos vemos en la blogosfera,
ya son 17 años aquí metidos.
No me enrollo, pero os recuerdo lo que siempre os repito como tonto que se pierde por la vereda: si tenéis algo que decir, decidlo, porque si no lo hacéis, nadie lo hará, y se pierde...
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